lunes, 22 de noviembre de 2010

Pobreza de niños nicas impacta a norteamericanos


MEDFORD, OREGÓN, EE.UU./AP
Eveling García es una niña de 17 años, cuya familia vive con lo que gana su madre vendiendo sandías a turistas en un mercado de Managua.Para ella, su admisión este año en la escuela secundaria privada Cascade Christian High School de Medford, que cobra 6,125 dólares anuales de matrícula, fue un golpe de suerte maravilloso en su vida. “Es una gran experiencia”, expresó, sentada junto a una hoguera en el lobby de Cascade, en un día de lluvia.
García se puso en contacto con Cascade Christian a través de la Nicaraguan Connection, una iniciativa filantrópica de la escuela y de la Grace Christian School, de enseñanza primaria. Ambas escuelas están afiliadas a la Primera Iglesia Bautista de Medford.
El Colegio Cristiano es la única forma que tienen muchos niños de conseguir una educación. Ésa fue la razón por la que los filántropos Rosemarie Bell y Olimpida de Caldera fundaron la escuela para niños de prekinder hasta la secundaria. Hay unos 400 alumnos en la escuela, afirmó Devon Rickabaugh, subdirector de Cascade.
“Nuestro deseo era que los niños conociesen al Señor y recibiesen una buena educación, para que no tengan que vivir en la calle, mendigando”, comenta Rickabaugh.

Muchos alumnos dejan de asistir al Colegio Cristiano El Padul para trabajar en el mercado. Rickabaugh espera que el programa de intercambio con Cascade funcione como incentivo para que los estudiantes completen la secundaria.
La escuela de Managua también ofrece dos becas universitarias a sus estudiantes. “Es una bendición para nosotros”, opina Eveling.
DESERCIÓN ESCOLAR
La deserción escolar, no obstante, es enorme. Hay unos 200 estudiantes de entre tres y cinco años, pero en el último año de la secundaria hay apenas cuatro, incluida Eveling, dijo Rickabaugh.
Rickabaugh pidió recomendaciones de posibles candidatos a becas entre los profesores del Colegio Cristiano El Padul y luego entrevistó a los estudiantes. Eveling sobresalió por sus notas y por su fe, expresó Rickabaugh. Cascade pagó por su pasaje aéreo a Estados Unidos y no le cobra matrícula.
La familia Marcu ofreció recibir en su casa a Eveling. Una hija, Ana Marcu, y su madre Susan hablan español. Cuando llegó, en agosto, le costó comunicarse en la escuela, dijo Eveling, pero su inglés mejoró notablemente en tres meses, afirmó Ana. En la cena, a veces conversamos en español y a veces en inglés, así todos podemos aprender el idioma del otro”, comentó.
Eveling, quien en Managua vive en una casa de tres dormitorios con su madre, dos hermanos, una hermana, dos tíos, una tía y una prima, dice que le sorprende lo fácil que son las cosas en Estados Unidos. En su casa cocinan afuera, en un horno de leña. “En mi país es difícil vivir, la gente tiene que trabajar duro”, manifestó.
En Cascade asiste a una profesora de español, canta en el coro y estudia inglés, álgebra 2, la Biblia, cocina y computación.
Al llegar a Cascade esperaba conseguir una beca para ir a la universidad y estudiar contabilidad, pero al ver sus progresos con el inglés, está considerando estudiar ese idioma. Lo más probable es que vaya a la universidad en Managua para que pueda seguir viviendo con su familia.

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