lunes, 22 de noviembre de 2010

Los muertos del cólera no descansan


MAYE PRIMERA - Puerto Príncipe - 22/11/2010
Para quedarse en el cementerio principal de Puerto Príncipe o pasar un rato en la Funeraria-Capilla Marcellus -que ofrece "servicio de morgue 24 horas"- es indispensable estar bien muerto. A los que mueren por causa del cólera no se les permite entrar. Porque ellos, dicen los funerarios, los sepultureros y los vecinos del barrio, llevan aún consigo un pedazo de "vida".El cuerpo de una víctima de cólera que no haya sido tratado adecuadamente puede transmitir la enfermedad hasta 15 días después de su fallecimiento. Y en este país, donde el Ministerio de Salud y Población ha mostrado ninguna probidad para ocuparse de los vivos, tampoco se le presta ninguna atención al destino final de los muertos.
Solo en los centros de tratamiento del cólera de Médicos Sin Fronteras (MSF) lavan con agua clorada los cadáveres, los amortajan en bolsas plásticas, y dan un margen de 24 horas para que sus familiares decidan si desean reclamarlo o no. A las familias que los llevan consigo, les entregan guantes, algodón y cloro para prevenir una nueva infección. "Una vez que se trata de esta forma al cadáver se puede llevar sin ningún riesgo al cementerio", dice Stefano Zannini, jefe de la misión de MSF. Pero ese protocolo no es el que se suele seguir en las morgues de Puerto Príncipe. Y los vecinos de las calles Allert y Fleury Bathear, que rodean el cementerio, lo saben bien.
"La gente no quiere a esos muertos aquí porque puede ser malo para ellos, sobre todo cuando llegue la temporada de lluvias", explica Auguste Alexandrix, quien durante los últimos 12 años ha sido el inspector del camposanto. Entre el portal principal del cementerio y las primeras tumbas corre el río Bois de Chéne, que nace en la Montagne Noir de Petionville y desemboca en el Atlántico. Cada vez que llueve, el río inunda el barrio con su carga de aguas negras, huesos humanos, basura, escombros y restos de ataúdes. Eso es lo que la comunidad teme: que las lluvias rieguen sus casas con las bacterias que tanto se han esforzado por mantener fuera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario