lunes, 22 de noviembre de 2010

Diseño militar en el Consejo Supremo Electoral


El coronel retirado del Ejército, Irving Dávila, explica que sus compañeros militares retirados, sienten una necesidad sicológica, una nostalgia, en relación al pasado de lucha contra la dictadura.
Según Dávila, los militares quieren seguir viendo en este FSLN de hoy, el mismo Frente al que se entregaron ayer, y esa es una de las razones del voto duro del partido de gobierno.
“Todos ellos, todos nosotros, nuestra juventud la hicimos políticamente en una lucha contra la dictadura y eso nos da una identidad política de vida y romper ese cordón umbilical, de un pasado hacia un presente donde se conservan todavía algunos símbolos, le resulta difícil a mucha gente”, expresa Dávila.
Agrega, que el voto duro no es porque la gente crea en Daniel Ortega, sino porque hay una identidad política del pasado de los años ochenta y en ese sentido, Dávila considera que eso “pesa principalmente en los que tiene de 45 años a más”.
Como bien lo indican las ciencias exactas las probabilidades indican que el partido de gobierno estaría utilizando oficiales en retiro, principalmente de la Seguridad del Estado, para controlar la institución más sensible y cuestionada actualmente: el Consejo Supremo Electoral, CSE. El objetivo es el mismo, asegurar que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, se reelija.
Una exploración ligera por los Consejos Electorales Departamentales, CED, comprueba que al menos cinco ex militares y ex miembros de la Seguridad del Estado, ocupan los cargos de presidentes – coordinadores-- de los CED. Uno de ellos es Noel Pichardo, quién a partir de septiembre de este año, fue nombrado nuevo coordinador o presidente del CED de Jinotega. La figura de coordinador no existe en la Ley Electoral.
Pichardo es un veterano teniente coronel, ahora retirado del Ejército. Es un tropista nato que ha jefeado estructuras de mando militar en los comandos militares II, IV y VI, en zonas de guerra y en lugares de mucho riesgo. Su última responsabilidad la desempeñó por un período de cuatro años como Jefe del Primer Batallón de Infantería de la base militar Apanás, del departamento de Jinotega, y durante todo ese tiempo mostró su simpatía con el partido de gobierno y una fuerte amistad con el actual alcalde de facto del municipio de Jinotega, Leónidas Centeno.
Otros ejemplos
Otros ejemplos son Reinerio Mendieta, quien fue subcomandante del Ministerio de Interior en los años ochenta; ahora es presidente del CED de Carazo. Indalecio Pastora López, fue de la Seguridad del Estado en los años 80 y ahora también es presidente del CED de Chinandega. Igualmente, Flabia Orozco, fue teniente primero y trabajó en la sección política del Ejército, actualmente funge como presidenta del CED de León.
Durante las elecciones municipales de 2008, el presidente del CED de Managua, fue Jonhy Tórrez, mayor retirado del Ejército. También, el FSLN con frecuencia ubica a ex oficiales en las secretarías políticas del partido.
El teniente coronel durante los años 80, actualmente también retirado del Ejército, Irving Dávila Escobar, explica que hasta antes de 2006, el FSLN utilizaba fundamentalmente a militares retirados de la Policía, el Ejército y de la Seguridad del Estado, para los “organismos de defensa del voto”. Estos se encargaban de controlar los Centros de Votación, especialmente las Juntas Receptoras de Votos, JRV.

De acuerdo con ese antecedente y cuando se analizan las nuevas circunstancias políticas y electorales, Dávila no cree que la lógica del partido de gobierno actualmente sea diferente, ya que de hecho se sabe que las pretensiones del presidente Ortega, desde el primer día de su segundo gobierno, han sido reelegirse.
Mentalidad de contrainteligencia
Las condiciones son posibles y probables, según afirma Dávila, porque en ese interés de continuismo también está relacionado el jefe de organización nacional del FSLN y ex jefe de la Seguridad del Estado, Lenín Cerna Juárez, quien razona con una mentalidad de contrainteligencia y conspirativa, lo cual hace indicar que lo más probable es que impida a toda costa que otra fuerza política pueda asumir el poder en 2011.

En ese sentido, Dávila asegura que eso sólo lo pueden lograr poniendo gente de “absoluta fidelidad” en los Consejos Electorales Departamentales, Municipales y JRV “y, obviamente, los militares son importantes para esos cargos, porque tienen experiencia, tienen formación y porque tienen fidelidad política, además que tienen capacidad de mando y también capacidad de obedecer”, expresa Dávila.
Entramado no es nuevo
Pero Dávila es enfático en señalar que todo esfuerzo del actual gobierno, pasa por las pretensiones de continuismo en el poder, para lo cual ya existe un entramado concreto en la Ley Electoral, que el presidente Ortega logró armar con la complicidad del ex mandatario Arnoldo Alemán Lacayo.

“La correlación de fuerzas desde la Ley Electoral, está diseñada para que cambie la correlación de fuerzas del control del poder”, explica Dávila en referencia a la repartición de cargos a partir de los resultados de las elecciones, favorables para el primero y segundo lugar.

También menciona como están designados los cargos en el CSE, de acuerdo al primer y segundo lugar, e incluso en las JRV, donde el primer y segundo miembro de la mesa electoral, son designados por los partidos que quedaron en el primer y segundo lugar en las elecciones anteriores.

“Esa es la parte más perversa de la Ley Electoral y de la reforma a la Constitución Política, cuando las partes se convierten en jueces.”, opina Dávila, agregando que ya ha habido experiencias de cómo se reparten los votos en las elecciones pasadas.

Sin embargo, el FSLN aún necesita un mayor control sobre el CSE y por eso la necesidad de utilizar a militares retirados del Ejército, de la Policía y de la Seguridad del Estado, para los organismos de defensa del voto, explica.
Policía y Ejército incluidos en proyecto político
Para el comandante guerrillero, ex miembro director y fundador de la Seguridad de Estado en los años 80, Hugo Torres, la Policía y el Ejército son muy importantes para el presidente Daniel Ortega, así como lo fue la Guardia Nacional para la dinastía de los Somoza.

Torres, general el retiro del Ejército explica que la presencia de algunos militares retirados y ex miembros de la Seguridad del Estado en las secretarias políticas departamentales del Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN, pueden ser vistas como algo natural, porque como ex militares tienen derecho constitucional a montar su negocio u optar a un cargo público, es “algo normal”.
El perverso mensaje a los militares
Sin embargo, el también diputado suplente de la bancada del Movimiento Renovador Sandinista, MRS, relaciona la ubicación de estos ex militares con los intereses del presidente Daniel Ortega, quien, a su juicio, tiene un “proyecto político” para mantenerse en el poder y para eso necesita, entre otras cosas, “atraer la simpatía de los oficiales del Ejército y de la Policía Nacional”.

“(Ortega) al emplear oficiales que pasan a retiro manda un mensaje a ambas instituciones (la Policía y el Ejército) de que les conviene estar bien con el presidente Ortega y, por lo tanto, de que les conviene acompañarlo en su proyecto político, ese es el mensaje para los que quedan activos, de tal forma que estos puedan pensar que no les debe preocupar pasar a retiro, sabiendo que si se portan bien –y sólo si se portan bien- el presidente Ortega les tiene asegurado un trabajo”, manifiesta Torres, aunque agrega que los militares retirados tienen derecho a una pensión.

El general en retiro y comandante guerrillero reafirma que parte del proyecto político del presidente Ortega, es conducir a estas dos instituciones oficiales al terreno de la identificación partidaria.

Para revalidar esta tesis, Torres recuerda el discurso del presidente Ortega, el pasado 10 de enero de 2007, cuando al tomar posesión del cargo y juramentar a la jefatura del Ejército y de la Policía, rememoró sus orígenes sandinistas y revolucionarios.
Mensaje cifrado y calculado
Según Torres, ese recordatorio fue un “mensaje cifrado y calculado”, en el sentido de darles a entender cuál sería el sello de su gobierno y específicamente en su relación con el Ejército y con la Policía.

“Ortega le quiso decir: aténganse a esto y más les vale estar bien y acompañarme en este proyecto”, según la opinión personal de Torres.
Además, también lo explica como una “especie de mensaje velado”, porque el presidente Ortega, como Jefe Supremo de ambas instituciones, podría “en algún momento”, interpretar como insubordinación e indisciplina el no acatamiento de una orden, “aunque esta esté jalada de los cabellos y aunque esta contravenga el mandato constitucional para ambas fuerzas”.
En lo general, el diputado suplemente compara el proyecto político del mandatario nicaragüense con un “abanico de escenario” o una “medusa con un montón de cabezas”, donde está incluido el Ejército y la Policía, pero la intención es acaparar todo, lo económico, los medios de comunicación, el sistema de educación, etcétera.

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