viernes, 26 de noviembre de 2010

Ni armas, ni guerrillas

En menos de 48 horas se desinfló a lo interno de Honduras, la denuncia de que nicaragüenses estuvieran entrenando y armando a campesinos, al no presentar las autoridades pruebas de ninguna clase de la acusación contra Nicaragua.
Ayer se informó en diversos medios hondureños que pese al gran dispositivo de búsqueda de “armamento de guerra” y buzones, extranjeros infiltrados y campamentos de “entrenamiento”, realizado entre Policía y militares, las autoridades no lograron capturar más que unas escopetas para uso de vigilancia y revólveres.
Las autoridades presentaron ayer las “armas incautadas” en distintos operativos de carreteras y no hallaron los buzones que esperaban encontrar en la sede del Instituto Nacional Agrario (INA), tomado por asalto por tropas militares en busca de más de mil AK-47 y M-16, que tanto el presidente Porfirio Lobo como el ministro de Seguridad, Óscar Álvarez, denunciaron que habían ingresado a Honduras desde Nicaragua para armar a campesinos en Bajo Aguán,
Un gran operativo
Desde inicios de la semana se ha visto a contingentes militares y policiales requisando buses, vehículos particulares, fincas, oficinas de organizaciones civiles y casas de activistas de derechos humanos, buscando las armas que según inteligencia militar de las Fuerzas Armadas, entran a Honduras a través de furgones y contenedores.
Unas de las oficinas requisadas fueron las del INA, organismo agrario al que llegaron los uniformados en busca de depósitos de armas pesadas, y las buscaron desde las 4:00 de la mañana hasta las 10:00 de la noche del martes, sin éxito, según denunciaron los trabajadores Pompeyo Bonilla Reyes y José Zelaya, al frente de la institución.
La intervención de las instalaciones del Instituto Agrario, en Sinaloa, Colón, “fue una acción innecesaria y ridícula porque en ningún momento se cerraron las puertas para una investigación”, aseguró ayer el director de esa institución, César Ham.

Las políticas que se han manejado en la institución son de puertas abiertas, y “si el Ministerio Público quería realizar algunas pesquisas e investigaciones, nosotros le hubiésemos abierto las puertas cuando ellos lo hubieran deseado”, añadió.

Ham refirió que este tipo de acciones no contribuyen a la paz y tranquilidad de la zona, más bien se ha generado una incertidumbre en los trabajadores del INA y en el movimiento campesino de Aguán.

Por su parte, ante el fracaso de los militares en presentar a la opinión pública las armas y los “extranjeros infiltrados”, las organizaciones campesinas denunciaron ayer un “siniestro plan de desestabilización, persecución, intimidación y aniquilamiento del movimiento campesino” y rechazaron estar fuertemente armadas como lo señala el gobierno.

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