miércoles, 20 de julio de 2011

País paralizado por 32 aniversario


MANAGUA
Haciendo uso de todos los recursos públicos y privados para movilizar a sus simpatizantes, el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), literalmente paralizó el país para celebrar el 32 aniversario de la revolución en una Plaza de la Fe que resultó chiquita.

En el interior del país los ciudadanos que decidieron no participar en la celebración se vieron obligados a quedarse en sus casas ante la falta de transporte urbano e interurbano para movilizarse.

Mientras el país permanecía paralizado, cientos de autobuses, microbuses, camiones, camionetas, carros y moticicletas privadas y todos los vehículos de las instituciones del Estado, incluidas las ambulancias de hospitales y centros de salud, trasladaban a la capital a los miles de nicaragüenses que abarrotaron la Plaza de la Fe y a otros miles que no lograron ingresar al lugar.
Mientras a eso de las 4:00 p.m., hora prevista para que iniciara el acto, una descarga de fuegos artificiales anunciaba el ingreso del presidente Daniel Ortega a la plaza, miles de simpatizantes intentaban sin éxito acercarse al lugar. Muchos escuchaban atónitos desde las gigantescas torres de sonido que se instalaron cerca de Telcor, el anuncio del ingreso de Ortega.

Algunos comentaban que no era posible que estuviera puntual, cuando su costumbre es llegar a las actividades con dos o tres horas de atraso y decepcionados muchos desistieran.

Al inicio del acto, sobre las calles aledañas al antiguo cine González y la Plaza de la Revolución, miles intentaban sin éxito acercarse a la plaza, mientras otros resignados regresaban hacia los parqueos en busca de los vehículos que los llevarían de regreso a sus casas. A lo largo de la Carretera Norte en Managua, la zona de parqueo de las caravanas procedentes del Norte y Centro del país se extendió desde el edificio Armando Guido hasta las cercanías de las instalaciones de Enabás.

A lo largo de las diversas rutas de ingreso, otros miles trataban de trasformar la celebración en una fuente alternativa para obtener ingresos. Miles de pequeños comerciantes y hasta grandes empresas instalaron sus puestos de venta.

GUARO, COMIDA Y ROPA,COMO EN FERIAS
Lo que más se ofrecía era la tradicional “leche” (cervezas). Antes que iniciara el acto, sus efectos ya eran evidentes en muchos que ebrios terminaron tirados en las aceras bajo el inclemente sol o necesitaron de la ayuda de sus acompañantes para continuar la jornada.

Para los que preferían alimentarse el menú era amplio y muy variado. Desde el tradicional vigorón —que podía obtenerse por 10 córdobas—, pasando por comida casera hasta las pizzas o hamburguesas del restaurante preferido que superaban los 100 córdobas.

En el improvisado mercado también podía encontrarse camisetas y posters con rostros de personajes como Sandino, el Che Guevara o Daniel Ortega, además de CD de música revolucionaria y hasta libros históricos.

Para los más jóvenes, la novedad eran los tatuajes instantáneos: por 10 córdobas y en menos de un minuto, el rostro de Ortega, Sandino o el Che quedaban plasmados en cualquier sitio del cuerpo del cliente con pintura en spray y en los colores rojo y negro; y para quienes aún no se habían dejado atrapar por el espíritu revolucionario, la opción eran mariposas, flores o el símbolo de amor y paz popularizado en la época de los hippies y que ahora lo retoma Ortega.
LO QUE SE VIO EN LA TV
Un repique de campanas y descargas de pólvora abrieron la actividad, pero en la Concha Acústica solo se encendieron las luces hasta que entró Daniel Ortega.

Camila fue la primera de la familia Ortega-Murillo en llegar al lugar, quien estuvo todo el evento cubriendo la espalda de su mamá.

Fueron ubicadas dos tarimas. La principal, desde donde presidieron el acto Daniel Ortega y Rosario Murillo, acompañados por Tomás Borge, Rigoberta Menchú, Miguel Díaz Camel, ministro de Educación Superior de Cuba y Aristóbulo Istúriz, vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), rodeados de jóvenes líderes de la Juventud Sandinista repitiendo la misma tónica del año pasado, y la participación de los campeones de boxeo, con excepción de Luis Pérez, que de acuerdo con Ortega no asistió porque no lo llamaron.

En la segunda tarima quedaron relegados los invitados especiales, delegaciones internacionales ,cuerpo diplomático acreditado en el país, ministros, magistrados, el vicepresidente Jaime Morales, diputados, jefe del Ejército y de la Policía.

En esta tarima se vieron muchos abrazos efusivos y algunas conversaciones que pasaron más que del saludo como la que se dio entre Miguel D’Escoto y monseñor Eddy Montenegro. Estaban también los nietos de Emiliano Zapata, de México, lo que dejó ver que los grandes ausentes de esta celebración fueron los familiares de Sandino, y Sandino como figura, pues sólo en dos ocasiones se escuchó el grito característico de esta celebración de ¡Viva Sandino! y fue en los casi 7 minutos de música previa al discurso de Ortega, una hora antes de finalizar el acto.

Aunque el fondo musical de todo el evento estuvo topado de las canciones de campaña actuales y pasadas de Ortega, fue llamativo que previo a las palabras de inicio del Cardenal Miguel Obando y Bravo, el fondo cambiara y entrara una canción alusiva al Cardenal de la reconciliación, pero eso no lo eximió para que terminadas sus palabras fuese escoltado tras bambalinas y no se le viera más en todo el acto.

Pese a que la plaza estaba a su máxima capacidad fue llamativo que los aplausos y vivas a Ortega, estuviesen pregrabados.

El área frente a la Concha Acústica estaba reservado a la Juventud Sandinista y era notoria la falta de atención al discurso, pues algunos estaban más preocupados por la torre humana y agitar las bandera que por lo que se decía. Al concluir el acto, Ortega le dio la espalda a los jóvenes que aún bailaban y agitaban banderas para posar y tomarse fotos.

El licor en todas sus presentaciones y marcas fue el producto más ofrecido a los asistentes a la plaza. lA BOTELLA DE RON PLATA SE BEBIO EN CANTIDADES NAVEGABLES

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