martes, 26 de julio de 2011

Ortega recurre a insulto barato contra obispos


La falta de argumentos del presidente Daniel Ortega y sus allegados es, a juicio de la teóloga Michelle Najlis, la causa de los ataques contra los obispos de la Conferencia Episcopal.

El presidente de Nicaragua ha recurrido a la descalificación y el insulto, enfatizó Najlis.

Ortega, después de acudir a un centro de verificación electoral el domingo, declaró que la Conferencia Episcopal nicaragüense tiene antecedentes somocistas, porque no condenó la masacre de estudiantes del 23 de julio de 1959, ejecutada por la dictadura de los Somoza.

Para Najlis, existe una diferencia entre la Conferencia Episcopal de esa época y la actual, aunque el presidente Ortega pretende indicar que hay una continuidad.

“Eso es una falacia y un insulto barato”, afirmó Najlis.

Indicó que los ataques de Ortega podrían estar dirigidos a monseñor Silvio Báez, porque este líder religioso es el primero que se pronunció sobre las violaciones que comete el gobierno del Frente Sandinista (FSLN), vistas desde el ángulo teológico.

ES BUSCAPLEITOS

La presidenta ejecutiva del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez, comentó que el presidente Ortega busca con quien pelear y ahora lo hace contra los miembros de la Conferencia Episcopal.

“Tiene un problema actitudinal, que cuando él no tiene un problema con alguien, él busca con quién pelear”, afirmó Núñez.

La representante del organismo de derechos humanos considera que monseñor Báez tiene razones para “estar inquieto”, por la manipulación de los términos y valores religiosos en el discurso oficial de Ortega y de la coordinadora del consejo de Comunicación y Ciudadanía, Rosario Murillo.

Para Núñez, ese uso constante de los símbolos religiosos, que hacen Ortega y Murillo, es “oportunismo y una instrumentalización” de la actitud de los creyentes.

Ortega dijo que la actitud somocista de la Conferencia Episcopal, en la década de 1950, era tal que ni siquiera condenaron la masacre del 23 de julio.

Vilma Núñez, quien fue sobreviviente de esa masacre, recordó que se celebró una misa póstuma en la catedral de León, la que debió ser autorizada por el obispo de la época.

Núñez y Najlis coincidieron en que la actitud de una persona, si es que hubo obispos simpatizantes del somocismo, no significa que todos los guías religiosos deban ser encasillados como adeptos de esa dictadura.



Núñez afirmó que Ortega ha irrespetado a los mártires del 23 de julio, de los que nunca se había acordado, hasta este fin de semana cuando atacó a los obispos.

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