domingo, 26 de junio de 2011
Que se mojen los pendejos
El secretario general del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y actual Presidente de la República, Daniel Ortega, no caminó completa la ruta de más de 30 kilómetros que comprende la caminata conmemorativa de El Repliegue Táctico a Masaya, que ayer cumplió 32 años.
La lluvia previa al acto tradicional en el parqueo del mercado Roberto Huembes, de Managua, fue la excusa para reducir el trecho de la histórica caminata desde el citado mercado a la segunda entrada de la residencial Las Colinas, en el kilómetro ocho y medio de Carretera a Masaya, donde el mandatario abordó uno de los Mercedes Benz en los que él se moviliza.
De ahí, Ortega continuó en vehículo a Masaya, a pesar de que la lluvia cesó antes de que él llegara al punto de salida de la caminata, con la que el FSLN recuerda una maniobra militar hecha el 24 de junio de 1979, para arrinconar a la guardia somocista.
“Este es un día cargado de lluvia y en el camino nos va a caer el aguacero”, justificó Ortega ante los seguidores —en su mayoría jóvenes— concentrados en el parqueo del mercado Roberto Huembes.
Sin embargo, excomandantes guerrilleros descartan que el motivo para reducir la caminata haya sido la lluvia y, en cambio, lo atribuyen a la edad del mandatario, que el próximo noviembre cumplirá 66 años de edad, o bien, a la “paranoia que sufre”.
Sorpresiva brevedad
No fue extraño que el presidente Daniel Ortega llegara con más de hora y media de retraso al acto que estaba previsto para las 3:00 p.m. en el parqueo del mercado Roberto Huembes, pero sí que fuera breve. Ortega habló menos de quince minutos y solo se refirió a la lluvia y a “la deuda” de 17 mil millones de dólares que según él Estados Unidos aún tiene con Nicaragua, por haber apoyado la guerra contrarrevolucionaria.
El plan original de Ortega era hacer todo el trayecto en caravana, pero los jóvenes insistieron en caminar y el mandatario tuvo que aceptar hacer un trecho a pie.
RUIZ: “ESTÁ VIEJO”
El otrora comandante “Modesto” durante la revolución, Henry Ruiz, estimó que el cambio obedeció a que Ortega “se está poniendo viejo como todos nosotros y todos los demás y esto (ir en carro) le ahorra energía y le da comodidad”.
Además, reclamó que el caudillo del FSLN siempre adapta la historia y el relato sandinista a su criterio.
TÉLLEZ OPINA QUE ORTEGA ESTÁ MÁS PARANOICO
La excomandante guerrillera Dora María Téllez , dirigente del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), opinó que Ortega no redujo la caminata conmemorativa del repliegue a una caravana vehicular por la edad del mandatario, sino por la “paranoia” que padece la familia presidencial.
“Básicamente es para ocultar que Daniel Ortega no puede estar caminando en ese repliegue porque no se quiere resfriar él, su esposa y su familia. Hay que esperar que el próximo repliegue sea en helicóptero y el siguiente virtual”, señaló Téllez.
“Ellos viven aterrorizados conque alguien los ataque. Yo me imagino que tal vez los narcotraficantes o algo así, algún traido viejo. Viven aterrorizados con enfermedades, con todo. Son sumamente paranoicos, les da lo que le da a todo el que está en el poder, que es un delirio de persecución, un sentido de que los están persiguiendo, de que los acosan... creo que ellos tienen ese gran problema”, aseguró Téllez.
Según la excomandante, el cambio “desvirtúa” el festejo y lo convierte en un acto de exhibición y propaganda para el mandatario, que espera mantenerse en el poder a través de una candidatura inconstitucional y un proceso electoral cuestionado.
SE TOMARON LAS DOS VÍAS DE LA CARRETERA
Ortega salió del parque del Huembes cerca de las 5:00 p.m. y pasó por barrios del sureste de Managua hasta residencial Las Colinas. Pero a pesar del cambio de planes, la Carretera a Masaya estuvo cerrada desde antes de las 2:00 p.m.
Las personas que deseaban salir o llegar a Managua por motivos ajenos a la caminata, debían tomar la carretera a Tipitapa o Carretera Sur.
En Masaya, donde la caravana concluyó en la Plaza Pedro Joaquín Chamorro, del barrio Monimbó, el tráfico también fue un caos dentro y fuera de la ciudad, donde los buses interurbanos o los taxis además cobraban el doble del pasaje establecido.
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