lunes, 27 de junio de 2011
Brasileño Graziano confía en abrir una nueva era para la FAO
ROMA, (AFP).- El nuevo director de la FAO, el brasileño José Graziano da Silva, confía en abrir una “nueva era” para la agencia especializada de Naciones Unidas, tras reiterar que su misión es ante todo erradicar el hambre del mundo.
El brasileño, quien fue elegido el domingo director general de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) con 92 votos contra 88 de su adversario, el ex canciller español Miguel Angel Moratinos, es el primer latinoamericano que llega a ese importante cargo.
José Graziano da Silva
“Tenemos que dar inicio a una nueva era en la organización”, afirmó Graziano, ex responsable del exitoso plan popular para la erradicación del hambre en Brasil “Fome Zero” (Hambre Cero) y quien proviene de la entidad ya que fue representante regional en América Latina y subdirector de la FAO desde el 2006.
“Ha sido una elección difícil, casi un empate”, admitió. “Sé que hubo división de los votos entre los países del norte y aquellos del sur, pero eso no significa que los países donantes o ricos estén en contra”, afirmó, al prometer trabajar siempre con las partes involucradas para lograr el consenso.
“Hay expectativas para una mejor gobernanza del mundo”, advirtió al mencionar las decisiones tomadas en la reciente reunión del G-20 en París que llaman a las varias organizaciones internacionales a asumir nuevas responsabilidades.
“Hay divergencias profundas entre los países. Las conozco todas. No hay que negarlas, pero lo que hay que hacer es alcanzar un mínimo acuerdo para no paralizar a la organización”, indicó tras evitar hacer un balance de la controvertida gestión por 18 años del senegalés Jacques Diouf. “No voy a comentar la gestión de Diouf”, tranzó.
Para Graziano es indispensable que las organizaciones internacionales lleguen a un acuerdo para actuar, basado en las “críticas y correcciones” y en aquello que definió “open minded” (mentalidad abierta).
El nuevo director general de la FAO –quien asumirá el cargo 1 de enero del 2012 y permanecerá hasta julio del 2015–, habló también de la volatilidad de los precios de los alimentos, del desequilibrio de los mercados y abordó hasta las críticas a los biocarburantes, que no hay que “demonizar”, dijo.
“Creemos que la volatilidad de los precios se va a mantener por mucho tiempo, se van a mantener altos no sé por cuantos años. Es un desequilibrio relacionado con los mercados financieros. La especulación va a seguir afectando al mercado, hasta que los mercados financieros se normalicen”, explicó en su primer encuentro con la prensa.
Graziano, que contó con el respaldo de los países latinoamericanos para llegar al cargo, a excepción de México, –que apoyó oficialmente al ex canciller español–, anunció que durante su gestión dará particular atención a los países centroamericanos.
“Tengo una preocupación especial por El Caribe y Centroamérica”, dijo, tras referirse a las emergencias y catástrofes naturales causadas en esa región por el cambio climático.
“Las emergencias, las catástrofes naturales, los huracanes, etc que ocurrían cada siete años ahora son todos los años (…) No hay que improvisar sino involucrar la emergencia a la seguridad alimentaria”, dijo.
Cuestionado sobre un eventual apoyo a los biocarburantes, ya que Brasil es uno de los mayores productores, el director brasileño citó una frase del ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, de quien fue uno de sus ministros: “Son como el colesterol, hay uno bueno y otro malo”, recalcó.
“No sólo en Brasil, sino en otras partes del mundo, hay producción de biocombustible que no afecta la seguridad alimentaria, como en el caso de Argentina, con su excedente de granos oleaginosos”, subrayó.
“No creo que los biocombustibles sean una bala de plata para usarla en toda circunstancia, pero tampoco se deben demonizar, aunque los pueden utilizar sólo algunos países”, subrayó.
Graziano, que se preesentó como un dirigente simpático y accesible, reiteró que el objetivo de la agencia es combatir el hambre en el mundo, que según cifras de la FAO afecta a 925 millones de personas.
“Cuando llegué a dirigir la sede regional en Chile, hice una encuesta sobre la función de la FAO, y me daban respuestas muy elaboradas y sofisticadas, pero sólo el 10% dijo que su misión era combatir el hambre”, contó.
“Quiero transmitir al personal de la FAO que el objetivo es acabar con el hambre en el mundo y no el de las propias familias. Es decir que no nos desviemos”, dijo sonriendo. “Se puede erradicar el hambre en el mundo. Lo quiero repetir a todos nuestros interlocutores en el mundo”, subrayó.
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