miércoles, 29 de junio de 2011

Ciudadanía cero: todo es un “regalo de Dios y el Comandante”


El 9 de septiembre del 2009, doña Genara López Hernández, de Santa Cruz, jurisdicción de Matiguás, se levantó temprano para ir a retirar los animalitos que le donaría el gobierno como parte del Bono Productivo Alimentario (BPA), que han recibido muchas mujeres como ella.
Ese día le dieron media docena de gallinas y un gallo, una cerda, 8 hojas de zinc, dos rollos de alambre, malla y dos bolsas de cemento. También le ofrecieron una vaca, así que fue al corral donde las tenían encerradas, y sacó un número: el 8.
Con su número en la mano, esta madre de 10 hijos (dos de ellos muertos, cinco trabajando en Costa Rica y tres pequeños que siguen bajo su cuidado), fue donde el técnico, que se dispuso a tirar el lazo para que fuera la suerte la que decidiera qué animal se llevaría doña Genara.
“El tiró el sogazo, y me tocó la mejor vaca”, recuerda con alegría y nostalgia a la vez. Alegría, porque obtuvo exactamente el animal que quería. Nostalgia, porque su vaca, la Chepita, se le murió al ano.
Con algunas variantes, la historia de esta mujer es muy similar a la de muchas otras campesinas que sufrieron la guerra de la década de los ’80 del siglo pasado, que engendraron media docena o más de hijos, que más que socialismo o democracia, sólo conocen la pobreza como sistema de vida, pero además, que planean votar por “el comandante” en noviembre del 2011.
“Nos fue muy difícil encontrar mujeres (beneficiarias del BPA) que no fueran simpatizantes del Frente Sandinista, y ellas mismas dijeron que lo recibieron por lealtad al partido, o porque se espera que voten por los sandinistas en noviembre”, dijo Edurne Larracoechea, que hizo un estudio sobre el programa insignia del gobierno, en los municipios matagalpinos de Matiguás, Muy Muy y Río Blanco.
El estudio, denominado “Ciudadanía Cero”, hace referencia a que el clientelismo generado por la entrega de esos recursos, hace que las beneficiarias sientan que deben agradecer al mandatario, lo que desestima el derecho que tienen a ser tomadas en cuenta, y a que el Estado vele por ellas y sus necesidades.
Una prueba más de la manipulación electoral de este programa, es que “sus mayores niveles de ejecución ocurrieron durante el 2008, que fue año de elecciones, y suponemos que será igual en este 2011”, dijo la investigadora.
Todo ello permite afirmar que entre las principales deficiencias del Hambre Cero, está el uso de los recursos del Estado para fomentar el clientelismo político, junto con el hecho de que los animales y materiales otorgados sólo ayudan a elevar el consumo de forma marginal, con lo que pocos lograrán salir de la pobreza y mucho menos se generará un excedente para exportar.
“Gracias al comandante”
Los ejecutores de estos programas gubernamentales rechazan las críticas de que sólo seleccionan como beneficiarias a quienes simpatizan con el partido de gobierno.
Néstor William Pérez Zeledón, ex delegado del Ministerio Agropecuario y Forestal en Matiguás, (además de ex jefe policial y ex alcalde de San Ramón), aseguró que “el comandante Daniel Ortega, nos orientó no escoger a los beneficiarios por colores políticos”, porque todos los pobres tienen derecho a que se les ayude.
Cita como ejemplo de la ‘neutralidad’ del programa, el hecho que “por ejemplo, en Waslala, se le dio el 50% de los bonos a familias sandinistas, y el otro 50% a familias liberales. Igual pasó con el Plan Techo”, afirmó, sin darse cuenta que esa frase de descargo simplemente demuestra la politización de los programas asistenciales del gobierno, suponiendo que lo del ‘50-50’ fuera cierto.
“Dicen que sólo les damos a las familias que apoyan al Frente Sandinista, pero eso no es verdad, porque si lo hiciéramos, seríamos igual que los gobiernos anteriores, que sólo ayudaban a su gente”, insiste.
En la ciudad de Matagalpa, hasta donde llegó desde Muy Muy para conocer de un nuevo programa que se comenzará a aplicar en las próximas semanas, Byron Jirón Ruiz, el joven técnico del MagFor en esa ciudad, relata entusiasmado, cómo “gracias a Dios que el comandante está en el gobierno, porque así se le puede ayudar a la gente pobre en todas partes”.
Interesado en resaltar las bondades del Hambre Cero, Jirón recuerda que “desde el 2008, se le han entregado 250 vacas a 250 mujeres pobres de muchas comunidades campesinas, mientras que antes, esas 250 vacas se le entregaban a una o dos personas”.
“El BPA es un regalo del gobierno, y la niña de los ojos de nuestro comandante, que va a repartir otras 250 vacas en Muy Muy en este 2011”, adelanta mientras rechaza que se vayan a entregar por razones políticas o electorales, porque “nuestro comandante no distingue por colores políticos: él les da a todos”.

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