lunes, 27 de junio de 2011

EE.UU. “condiciona” a Alemán


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MANAGUA
El embajador Robert Callahan admitió en un cable diplomático emitido al Departamento de Estado en diciembre de 2009, que Estados Unidos podría “reconsiderar” su censura política hacia el expresidente Arnoldo Alemán, a quien le fue prohibido viajar a Estados Unidos por las acusaciones de corrupción durante su mandato (1997-2002). Sin embargo, el giro estadounidense estaría condicionado a la ruptura del pacto Aleman-Ortega y a que Alemán se sumara a las filas de la oposición. Para el embajador, el cambio de postura de Estados Unidos hacia Alemán ayudaría a acabar con el pacto amarrado en 1999 y garantizaría la unidad de los partidos de oposición de cara a las elecciones de 2011.

Callahan dejó claro en el documento su desconfianza hacia el ex presidente Alemán, a quien no considera un verdadero opositor, aunque es más moderado en sus opiniones sobre el controvertido político de lo que fue su antecesor, el embajador Paul Trivelli. Cuando Trivelli hacía referencia a Alemán en sus despachos diplomáticos, lo llamaba el “ex presidente convicto” o usaba la palabra “delincuente”. De hecho, Trivelli preparó una serie de cables sobre “los crímenes” de la familia Alemán, en referencia a los casos de corrupción relacionados a Alemán y sus allegados.

En cambio, el embajador Robert Callahan dijo que estaba dispuesto a darle el beneficio de la duda a Alemán, pero con el objetivo de facilitar la ruptura del pacto y unir a la oposición. En el cable diplomático, sin embargo, Callahan deja bien claro que la decisión dependería de los “pasos” que dé Alemán para unirse “a los esfuerzos” de la “oposición constructiva” y “tomar medidas que fortalezcan la democracia de Nicaragua”. De lo contrario, asegura el diplomático, la embajada mantendría su postura dura frente al controvertido ex mandatario, acusado y condenado por corrupción y más tarde liberado por un cuestionado fallo judicial que según algunos analistas es una extensión del pacto.

Alemán y Ortega pactaron una repartición de poderes en 1999, un acuerdo que garantizaba el control bipartidista de las cortes, el órgano electoral y el poder legislativo. Las reglas del juego del pacto cambiaron tras acusaciones de estafa y posterior condena judicial del ex presidente Alemán, que pasó a jugar con desventaja frente a Ortega. Desde entonces, Alemán lucha para mantener las cuotas de poder que le garantizó el amarre de 1999.
No es verdadero opositor, pero…
El embajador Callahan no ocultó en sus valoraciones el desprecio y la desconfianza de Estados Unidos hacia Alemán. En un cable diplomático emitido el 15 de diciembre de 2009, el embajador se preguntaba si el PLC es parte de la oposición o un socio del FSLN. El cuestionamiento venía porque el 3 de diciembre fue aprobado en la Asamblea Nacional un paquete de reformas económicas impulsadas por el Gobierno. Se trataba de una reforma tributaria que pretendía recaudar el 0,7% del PIB, dado que el Ejecutivo se veía en aprietos por el retiro de la cooperación internacional desde las denuncias de fraude en las elecciones de 2008. También se aprobó una reforma al Presupuesto de 2010 y se descartó una resolución de la Asamblea que anulaba el fallo emitido por la Corte Suprema de Justicia que permitía la reelección de Ortega.

En la sesión, la mayoría de los diputados del PLC se abstuvieron de votar, mientras otros votaron a favor de las reformas, cuando había un compromiso de la oposición de impulsar la condena a Ortega y de no apoyar sus iniciativas económicas. La acción de los diputados del PLC llevó al embajador Callahan a concluir que el partido que lidera Arnoldo Alemán mantiene los acuerdos del pacto de 1999.

“La posición del PLC como partido de oposición en la Asamblea Nacional ha sido cada vez menos convincente. Comenzaron el año con una votación que dio el control de la Junta Directiva del legislativo al FSLN, y concluyeron el año facilitando reformas económicas partidarias (…) a pesar de la firma de un acuerdo anteriorcon partidos de oposición en el que se afirmaba que no aprobarían cualquier legislación que empeorara los problemas económicos del país (…) La incapacidad del PLC en la Asamblea para apoyar su retórica con sus acciones, ha desencantado a la oposición política, así como público en general. Por esta razón, la creencia generalizada es que el PLC es más un socio del FSLN que una fuerza de oposición real”, escribió Callahan.

A pesar de estas valoraciones, el embajador afirmó a finales de diciembre que estaría dispuesto a cambiar su postura sobre Alemán, si esto favorecía un acuerdo de unidad opositora de cara a los comicios presidenciales de 2011. “Vamos a evaluar de manera clara la disposición del PLC de unirse a la oposición constructiva y tomar medidas que fortalezcan la democracia en Nicaragua. Si el PLC toma estas acciones, debemos estar preparados para considerar respuestas acordes en nuestra relación con Alemán y el PLC”, escribió el embajador Callahan.

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