sábado, 4 de septiembre de 2010

Castro pronuncia su primer discurso de masas desde 2006


LA HABANA
Fidel Castro reapareció ayer para dar su primer discurso público ante una gran masa desde que hace cuatro años cayó enfermo y traspasó la jefatura del Estado a su hermano Raúl Castro. Su anterior comparecencia fue en el Parlamento cubano, el 7 de agosto.
Desde las escaleras de la Universidad de La Habana, vestido con su habitual gorra y el uniforme verde oliva, el ex presidente de Cuba, de 84 años, se dirigió a unas 10.000 personas, la mayoría estudiantes, para hablar de su tema más recurrente en sus últimas entrevistas y apariciones televisivas: el riesgo de una guerra nuclear.

"Al mundo se le ocultó deliberadamente esta realidad [la amenaza nuclear], y le ha correspondido a Cuba la dura tarea de advertir a la humanidad del peligro real que está confrontando, y en esta actividad no debemos desmayarnos", dijo Fidel Castro.

A pesar de los problemas de movilidad que padece y que acaba de reconocer abiertamente en una entrevista con el diario mexicano La Jornada, el líder cubano aguantó de pie los 45 minutos que duró su alocución. Solo se quejó en dos ocasiones, una para pedir un poco de agua y otra por el sol que le llegaba de frente y que le impedía seguir su discurso, que fue leído y no improvisado como era costumbre antes de su enfermedad.

El discurso no pareció enardecer los ánimos del público joven, que aplaudió discretamente las intervenciones del hombre al que han visto regir sus destinos durante toda su vida, y que les exhortó a "batallar en la lucha por la paz". Mientras Fidel Castro se explayaba sobre el número de armas atómicas, sobre la cantidad de uranio existente en el mundo y sobre las posibilidades de que Israel ataque a Irán y bloquee el estrecho de Ormuz, varios estudiantes dormitaban o conversaban, más preocupados por el sol que a primera hora del día golpeaba sus cabezas que por la hecatombe nuclear.

El que sigue siendo primer secretario del Partido Comunista de Cuba (único en la isla) mostró algo de compasión y, cuando llevaba hablando 40 minutos, animó a la audiencia a aguantar: "Una buena noticia, ya falta poco".

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