jueves, 9 de septiembre de 2010

La "rebelión de las maras" paraliza el transporte público en El Salvador


JUAN JOSÉ DALTON - San Salvador - 09/09/2010 La capital de El Salvador, este pequeño país centroamericano, amaneció durante los dos últimos días con un inmenso caos, especialmente en lo que al transporte terrestre y al cierre de comercios se refiere: las llamadas maras La 18 y la Salvatrucha amenazaron con quemar autobuses y negocios que presten servicios.La medida de los mareros recuerda los días de la recién pasada guerra civil (1980-1992) cuando las guerrillas ordenaban paros del transporte y del comercio con el fin de sabotear "la economía enemiga".
Previo a la entrada en vigor del paro marero, el lunes por la noche, en la barriada popular de Ilopango -de fuerte dominio de las pandillas-, los delincuentes incendiaron un autobús para advertir que su intención de actuar iba en serio. El martes, quemaron otro autobús y un mototaxi; otra unidad del transporte fue tiroteada, pero no hubo muertos.
Mientras, se informa de que, en nueve de los 21 centros penales nacionales, los reos miembros de pandillas se encuentran en estado de rebeldía, es decir, que se niegan a entrar en sus celdas. En la cárcel de Ciudad Barrios, en la provincia oriental de San Miguel, se han producido algunos disturbios con un saldo de seis presos y un agente de la seguridad heridos.
Se sabe que las pandillas, sobre todo la Mara 18 y la Mara Salvatrucha, han respondido de esa manera a la aprobación la semana pasada por el Congreso legislativo de una ley que proscribe y penaliza duramente a los grupos ilegales, como pandillas y maras. La ley igualmente endurece las penas contra aquellos que cooperen con las pandillas, sea económica o logísticamente.
El martes y el miércoles, las unidades del transporte urbano en San Salvador se paralizaron parcialmente. "Hoy paré mis unidades", cuenta el dueño de cuatro autobuses de la ruta 42B, que hace su recorrido desde el centro de San Salvador hacia la colonia Merliot, en la periferia capitalina. "Claro que tengo miedo que me quemen mis buses, son mi medio de vida", aclaró el pequeño empresario, quien, junto a sus empleados, vigila los vehículos en un aparcamiento privado. Cerca de ellos se encuentran cuatro soldados del Ejército desplazados este miércoles para proteger el transporte urbano.

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