martes, 8 de febrero de 2011

Ley del bozal recibe amplio rechazo

MANAGUA

Diputados no oficialistas, así como los caricaturistas Manuel Guillén, de LA PRENSA y Pedro Molina, rechazaron la figura de “violencia mediática” que incluye un proyecto de ley que castiga la violencia contra las mujeres, introducido por la presidenta de facto de la Corte Suprema de Justicia, Alba Luz Ramos.

El artículo 35 del proyecto de ley define la violencia mediática como aquella en que “el dueño de medio de comunicación, la persona o comunicador social que en el ejercicio de esa profesión u oficio, ofenda, injurie, satirice, denigre a una mujer por el hecho de ser mujer a través de un medio de comunicación”.

La sanción no queda clara en el documento, pues plantea una pena de 200 a 300 días multa, además de que el agresor haga públicas sus disculpas.

El presidente de la Comisión de Justicia y Asuntos Jurídicos, José Pallais, sostuvo que el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) rechazará cualquier intento de censura en contra de los medios de comunicación.

El jefe de la Bancada Democrática Nicaragüense, Adolfo Martínez, también se opuso a cualquier medida en contra de la libertad de expresión.

De acuerdo con la explicación que ofreció la semana pasada Ana Julia Guido, fiscal adjunta, “el problema de los medios de comunicación es que satirizan, denigran en alguna forma a las mujeres, eso debe ser intolerable. A veces hay caricaturas... Hay ciertos periódicos que sacan cuando a la mujer la agarran del pelo y todas esas imágenes que golpean a la población y que no es saludable ni educativo”.

“Ese tema de la violencia mediática es poner un detonante contra la libertad de expresión, porque en un país como el nuestro puede ser fácilmente manipulado para reprimir a los medios”, advirtió Navarro.

Mientras, el caricaturista Manuel Guillén, de LA PRENSA, opinó que la “gran piedra en el zapato” del presidente Daniel Ortega “es la libertad de prensa y el valor de los periodistas, que día a día denuncian sus atropellos a las leyes y a las instituciones”.

“En mi trabajo he tratado de hacer críticas y reflexiones, al margen del sexo de los personajes aludidos. No critico de más a alguien por ser mujer o no, sino por su condición de servidor público o su influencia en nuestra sociedad. No ataco a personas ni hay animadversiones personales, trato de señalar actitudes, decisiones u opiniones contrarias al marco de convivencia social o de irrespeto a las leyes establecidas”, explicó Guillén.

El caricaturista de El Nuevo Diario, Pedro Molina, sugirió tolerancia a las autoridades

“tal vez podrían pedir consejos de cómo manejar esas alergias (a las caricaturas) a la mujer más satirizada y caricaturizada en la historia de este país: Violeta Barrios, de quien no recuerdo ninguna iniciativa como ésta”, dijo Molina.

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