lunes, 28 de febrero de 2011

Migrantes marchan para exigir respeto de derechos


MÉXICO,

MÉXICO

Para expresar que no son criminales por ser indocumentados y en defensa de sus derechos humanos, cerca de 60 centroamericanos, acompañados de activistas mexicanos, protagonizaron un vía crucis desde la Casa del Migrante de Lechería en Tultitlán, estado de México, hasta las vías donde pasa el ferrocarril de carga que se dirige al norte del país.

Los centroamericanos portaban carteles con frases que decían: “Dios no necesita pasaporte” y “Que tire la primera piedra quien nunca haya tenido manchas de emigración en su árbol genealógico”.

La caravana hizo catorce paradas, en las que los indocumentados hablaban de las terribles experiencias que han padecido en su paso para llegar a Estados Unidos y pidieron a las autoridades mexicanas que detengan la ola criminal que los atropella e investiguen las decenas de casos de centroamericanos plagiados o asesinados.

Leticia Gutiérrez Valderrama, coordinadora de la Dimensión de Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia del Episcopado Mexicano, dijo que uno de los objetivos de la marcha silenciosa —en la que los migrantes portaron cruces de papel en sus cuerpos y labios, así como varias pancartas— fue agradecer al Senado de la República por eliminar artículos de la Ley de Migración que violaban las garantías de los migrantes.

Apoyo a migrantes

Bajo un dispositivo implementado por la Policía Estatal, la marcha comenzó alrededor de las 14.00 horas y fueron acompañados por organizaciones humanitarias como Familias Unidas sin Fronteras y la Conferencia de Religiosos y Responsables de la Casa del Migrante San Juan Diego.

La activista Elvira Arellano Franco, quien fue deportada de Estados Unidos y luchó incansablemente por recuperar a su hijo, se congratuló por la derogación del artículo 26 de la Ley Federal de Migración, que criminalizaba a este grupo.

“Son personas honestas, que sólo quieren mejorar sus condiciones de vida y no es posible que quienes luchan por mejorar su vida sean asaltados y secuestrados en nuestro país”.

Fluvio Galindo, de 28 años, originario de Honduras y padre de dos menores, fue el primero en llevar la cruz a cuestas y posteriormente se fue pasando a otros.

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