La nueva Asamblea Nacional venezolana entró en funciones este miércoles bajo el dominio de la bancada oficialista, que aunque contará con la mayoría de los votos deberá convivir con un bloque opositor que amenaza con convertirse en el mayor escollo político del presidente Hugo Chávez en sus casi doce años de mandato.
En una primera medición de fuerzas el oficialismo y la oposición convocaron a concentraciones callejeras en los alrededores de la Asamblea bajo la vigilancia de los cuerpos de seguridad, que anunciaron que mantendrán a los grupos separados para evitar enfrentamientos.
La nueva conformación del congreso marca el regreso de la oposición a la mayor vitrina política del país, de la que estuvo alejada luego de no presentarse en las elecciones legislativas de 2005 alegando supuestas irregularidades, lo que le abrió el camino al oficialismo para controlar casi la totalidad de los 165 escaños.
La presencia de 67 nuevos diputados opositores ha suscitado gran expectativa ante el eventual riesgo de intensas confrontaciones tanto dentro del congreso como en los alrededores del edificio legislativo, donde pululan frecuentemente grupos radicales simpatizantes del gobierno.
Según el analista político Ricardo Sucre, en la nueva Asamblea se verá un "forcejeo entre el gobierno tratando de imponer un modelo autoritario y una fuerza democrática evitando que eso ocurra".
Al darle la bienvenida al nuevo congreso, Chávez negó en la víspera sentir alguna preocupación por el bloque opositor y defendió la labor de la bancada oficialista saliente, que en diciembre y en forma atropellada aprobó una veintena de leyes entre las que se incluyó una norma que le da facultades para dictar leyes hasta junio de 2012, seis meses antes de las elecciones presidenciales en las que buscará la reelección.
"Yo me contento porque ellos decidieron hacer política y ojalá vayan allá (al congreso) a hacer política, y eso nos obliga a hacer juego político", dijo Chávez, que días atrás aseguró que la Asamblea Nacional será "uno de los grandes escenarios de la batalla del 2011".
Chávez rechazó las acusaciones de los opositores, que han denunciado que buscará utilizar el paquete de leyes para aumentar el control sobre todos los sectores e imponer una "dictadura", e insistió en que la acción de su gobierno está apegada a la constitución.
El mandatario llamó el domingo a los 98 diputados oficialistas a "derrotar a los politiqueros pitiyanquis (los opositores) en el terreno de las ideas y... despejar todos los obstáculos para el pleno ejercicio del pueblo legislador".
Aunque la ley habilitante le permitirá a Chávez neutralizar el accionar de sus adversarios por 18 meses, los analistas sostienen que la Asamblea mantiene intactas las funciones de contraloría y fiscalización, lo que daría a la oposición poderosas armas para regular la gestión del mandatario.
El diputado electo Julio Borges afirmó que la primera tarea de la bancada opositora será presentar proyectos de ley que promuevan el desarme, el empleo, la entrega de títulos de propiedad a los habitantes de barrios pobres y que limiten el endeudamiento externo y las millonarias ayudas financieras que ha dado Chávez a algunos países aliados.
"Lo importante es que el país vea el contraste muy distinto que hay entre la Venezuela que nosotros queremos y la Venezuela en la cual nos está metiendo el gobierno", dijo Borges a la AP.
Agregó que otra de las prioridades será combatir "la corrupción que hay en Venezuela".
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