Grupos de manifestantes han empezado a llenar esta mañana la emblemática plaza de Tahrir, epicentro de la revuelta en El Cairo, para mantener el pulso de la protesta y dar el relevo a aquellos que han pasado allí acampados la última noche en claro desafío al toque de queda impuesto por el Gobierno de Mubarak. Según Reuters, los soldados desplegados en esa zona se limitan a pedir la documentación a los manifestantes, que gritán cánticos de "Abajo Mubarak". La situación por el momento es tranquila y la confraternización entre manifestantes y soldados continúa. De hecho, el papel del Ejército sigue siendo la clave para desatascar el conflicto y la institución todavía mantiene su papel de garante de la seguridad y también del actual régimen. "El Ejército tiene que elegir entre Egipto y Mubarak", advierte una de las pancartas desplegadas hoy en la plaza.
Mientras, Mubarak, acuciado por los manifestantes que no abandonan las calles, por la oposición que reclama un vuelco en la política egipcia, y por sus aliados internacionales -especialmente EE UU- que ya casi no quieren que les vean devolviéndole el saludo, dio la pasada noche un paso más para defender su permanencia en el poder. En una intervención televisada ha pedido a su nuevo primer ministro, Ahmad Shafiq, que active reformas para promover la democracia y restablezca la confianza en la economía.
Después de seis días de protestas -y 30 años de inmovilismo- las reformas que Mubarak ha llegado a la conclusión de que hay que impulsar urgentemente deben partir de un diálogo profundo con la oposición, explicó la noche del domingo en el canal estatal Nile TV. La prioridad que ha fijado para Shafiq es la reducción del paro y la contención de la inflación para satisfacer las demandas de los ciudadanos.
Pero la gran conclusión que se puede extraer del discurso de anoche es que Mubarak no está dispuesto a abandonar el poder fácilmente pese a los 125 muertos y los miles de heridos que ha dejado ya la revuelta. Durante el domingo el acorralado presidente ya se ocupó de dar una muestra de fuerza al reunirse con los mandos militares más importantes, entre ellos su nuevo vicepresidente, el poderoso jefe de inteligencia, Omar Suleimán, el ministro de Defensa, Mohamed Husein Tantawi, y el jefe del Estado Mayor Dami al Anan. La exhibición de músculo se acompañó del sobrevuelo muy bajo de dos aviones caza sobre la plaza Tahrir, en donde se concentraban los manifestantes de la capital egipcia por sexta jornada consecutiva. El paso de los cazas se produjo poco antes de que entrara en vigor el toque de queda, a las 16.00 hora local, pero a pesar del nerviosismo que causó, los miles de personas que se concentraban allí siguieron coreando lemas contra Mubarak y su nuevo Gabinete: "Hosni Mubarak, Omar Suleimán, los dos sois agentes de los estadounidenses". "Mubarak, Mubarak, el avión te espera", era otro de los lemas.
Mientras, Mubarak, acuciado por los manifestantes que no abandonan las calles, por la oposición que reclama un vuelco en la política egipcia, y por sus aliados internacionales -especialmente EE UU- que ya casi no quieren que les vean devolviéndole el saludo, dio la pasada noche un paso más para defender su permanencia en el poder. En una intervención televisada ha pedido a su nuevo primer ministro, Ahmad Shafiq, que active reformas para promover la democracia y restablezca la confianza en la economía.
Después de seis días de protestas -y 30 años de inmovilismo- las reformas que Mubarak ha llegado a la conclusión de que hay que impulsar urgentemente deben partir de un diálogo profundo con la oposición, explicó la noche del domingo en el canal estatal Nile TV. La prioridad que ha fijado para Shafiq es la reducción del paro y la contención de la inflación para satisfacer las demandas de los ciudadanos.
Pero la gran conclusión que se puede extraer del discurso de anoche es que Mubarak no está dispuesto a abandonar el poder fácilmente pese a los 125 muertos y los miles de heridos que ha dejado ya la revuelta. Durante el domingo el acorralado presidente ya se ocupó de dar una muestra de fuerza al reunirse con los mandos militares más importantes, entre ellos su nuevo vicepresidente, el poderoso jefe de inteligencia, Omar Suleimán, el ministro de Defensa, Mohamed Husein Tantawi, y el jefe del Estado Mayor Dami al Anan. La exhibición de músculo se acompañó del sobrevuelo muy bajo de dos aviones caza sobre la plaza Tahrir, en donde se concentraban los manifestantes de la capital egipcia por sexta jornada consecutiva. El paso de los cazas se produjo poco antes de que entrara en vigor el toque de queda, a las 16.00 hora local, pero a pesar del nerviosismo que causó, los miles de personas que se concentraban allí siguieron coreando lemas contra Mubarak y su nuevo Gabinete: "Hosni Mubarak, Omar Suleimán, los dos sois agentes de los estadounidenses". "Mubarak, Mubarak, el avión te espera", era otro de los lemas.
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