jueves, 13 de enero de 2011

“O dragamos el río o lo damos por perdido”


Tomado de Radio Nederland

En entrevista exclusiva en La Haya, el embajador de Nicaragua en los Países Bajos y agente principal de su país ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), Carlos Argüello, expone los puntos medulares de la defensa que su país hará ante el máximo órgano jurídico de Naciones Unidas, frente a la demanda de Costa Rica.

A continuación un extracto de la entrevista que brindó a Pablo Gámez, de Radio Nederland.

¿Por qué cree que su país tiene la razón ante la Corte Internacional de Justicia, en La Haya?

Hemos analizado toda la documentación jurídica, desde el tratado inicial de fronteras con Costa Rica suscrito en 1858 (Jerez-Caña); en especial un laudo emitido por el Presidente Cleveland (de Estados Unidos) aclarando ciertos puntos que todavía nos distanciaban en 1886 y luego, a fines del siglo XIX, la llegada de un ingeniero árbitro (E.P. Alexander), nombrado por el Presidente Cleveland, para dejar claro el inicio de la frontera y poner mojones donde fuera posible. El ingeniero árbitro dejó indicado, en su primer laudo, la forma en que sería la frontera desde su punto inicial y pasando por el río. El problema era buscar el punto original fijado por Cleveland y el tratado de 1858. Él dio los elementos para determinarlos. Pero como la frontera es el río, entonces la frontera no tiene mojones. El ingeniero Alexander puso mojones, pero río arriba como a más de cien kilómetros. Está entre el inicio de la frontera, en la boca del río y el primer mojón hay una distancia de aproximadamente 110 kilómetros. A partir de allí los mojones fueron puestos en tierra.

El mismo Alexander lo señala en los cinco laudos dictados, especialmente en el segundo y tercer laudo, que se trata de una frontera sujeta a cambios porque debe de seguir los cambios del río. Ahora que empezamos los trabajos de dragado, anunciados desde hace cinco años, y cuyo impacto ambiental fue documentado, nos dimos cuenta que los mapas nuestros, sin revisarse desde hace 110 años -todos los mapas nuestros dicen que no han sido verificados por tierra— y a la luz del laudo Alexander, entonces la frontera no puede estar siguiendo lo que Costa Rica pretende, porque contradice el laudo citado.

¿Qué es lo que pretende Costa Rica?

En 1890, el río San Juan al llegar hacia el final se dividía en dos ramales. Un canal o caño se dirigía a Harbour Head, y el otro propiamente al puerto. Alexander dijo que es el canal que va hacia Harbour Head. Pero actualmente el río sale hacia el mar. Los caños que existían han variado y no pueden ser fácilmente identificables. En esa zona constantemente hay caños, tratándose de una zona pantanosa. A raíz de los trabajos de limpieza que iniciamos en el río principal, descubrimos que la frontera variaba. Los trabajos no se hicieron con draga, fueron trabajadores con machetes, palas y picos quienes hicieron la trocha. Nicaragua anunció a primeros de diciembre que había acabado con esta primera etapa.

Podemos demostrar con imágenes satelitales que ese caño siempre estuvo, no lo inventamos ni fuimos a cavar un hoyo. Allí se habían afincado unos bandoleros y en parte habían cegado varios de los canales, algo que es fácil de lograr. Estando en el terreno descubrimos que la realidad no estaba clara y que tampoco podía ser lo que el laudo Alexander decía. Conclusión: No podemos seguir con una situación propia de hace 110 años y que en tierra que no ha sido verificada. Como ejemplo le cito el caso de Nicaragua con Honduras y que la CIJ resolvió hace pocos años. Uno de los problemas que teníamos es que la frontera era un río compartido. El límite era el punto medio del río en la boca. Eso se resolvió con la ayuda de una comisión de la OEA. Y en 1962 se fijo un punto exacto, con coordenadas. Cuando empezamos el juicio con Honduras, en el año 2000, e iniciadas las mediciones, esa frontera había variado un kilómetro y medio en cuarenta años.

Respecto del río San Juan, estamos hablando de 110 años trascurridos y lo que presuntamente nos disputa Costa Rica es un pedazo de tierra, un pantano de dos kilómetros cuadrados que según ellos se ha mantenido igual desde la época del laudo Alexander, lo cual no es cierto. Se trata de una zona que ha estado siempre abandonada. Por Costa Rica, siempre. Y por Nicaragua ha estado semiabandonada, nadie le puso atención a ese punto. Anunciado el dragado, el canciller René Castro dio unas declaraciones en septiembre de 2010. Él dijo que habían estudiado el dragado anunciado por Nicaragua y que eso no iba a ocasionar ningún prejuicio. El 18 de octubre se inició el problema, cuando se procedió al dragado.

Las autoridades de Costa Rica acusan al Gobierno de Nicaragua de estar originando un gran daño ambiental a esta zona rica en ecosistemas y humedales. Usted mencionó que Nicaragua dio a conocer hace cinco años su estudio sobre el impacto ambiental en la zona. ¿Cuál es la dimensión de este impacto ambiental?

Es mínimo en cuanto a daños que pueda ocasionar; los beneficios son magníficos. No se aclara la gente y se olvida que el río San Juan se está secando. Si estamos hablando de un pantano de dos kilómetros cuadrados, ese humedal que es parte del resto de los humedales nicaragüenses y que conforman una superficie de más de 800 kilómetros cuadrados, si el agua no les llega, igual van a desaparecer. Y el agua se la está llevando todo el río Colorado. El Colorado recibe el 90 por ciento de las aguas del San Juan, una situación que no es lógico que se mantenga. Lo que se pretende con el dragado del río San Juan, un plan que estará ante los jueces de la CIJ, era recuperar dos metros (de profundidad) de navegabilidad en el río San Juan, en todo tiempo.

Eso fue la información que tenía el canciller Castro cuando dijo que el impacto ambiental no iba a ser determinante. Por razones presupuestarias, cuando se dio inicio a los trabajos, se determinó que llevar a cabo la totalidad del proyecto original era muy costoso. Lo que se hizo fue un dragado o limpieza de río para recuperar un metro de navegabilidad, algo que tiene mucho menos efecto en el medio ambiente.

El problema que tiene el río y los daños al medio ambiente provienen de Costa Rica. Usted sabe que todos los sedimentos vienen de Costa Rica, por la minería, actividad agrícola e industrial. Va por el río y se asombra al comprobar que del lado de Costa Rica no hay árboles, y del lado de Nicaragua es un bosque, algo que por satélite se puede apreciar. Antes de llegar al San Carlos usted puede ver el grado de contaminación, ya no digamos el río Sarapiquí, antes de eso el color de las aguas del río son diferentes. Cambia cuando entran los dos ríos principales de Costa Rica, con una sedimentación poderosísima, que es lo que ha ido desviando las aguas del San Juan hacia el Colorado. Una de las cosas que reclamamos, antes de que Costa Rica planteara su demanda y que habíamos anunciado nuestra propia demanda, es precisamente por esa situación, por el daño ocasionado al río . El problema es muy serio: o dragamos el río o lo damos por perdido. Dentro de cincuenta años allí no habrá nada. En verano es ahora imposible navegar por esta parte del río, es más fácil caminarlo.

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