miércoles, 13 de octubre de 2010

Chile conmueve al mundo


Reencuentro de Florencio Ávalos con su familia dio inicio al rescate de los 33
Tras un ascenso de 15 minutos a través de 622 metros de roca de la mina San José, el capataz del turno que quedó atrapado el 5 de agosto fue el testimonio vivo del triunfo de la esperanza.
M. FERNÁNDEZ, A. IBARRA, M. ROVANO Y R. FRANCO
"¡El viejo está en la jaula!".
Desde 622 metros de profundidad, este mensaje del rescatista Manuel González, de Codelco, fue la señal para que Florencio Ávalos iniciara el viaje con el que había soñado los últimos 69 días. Eran las 23:55 horas cuando la cápsula de rescate Fénix 2 se despegó del suelo e inició su recorrido hacia la superficie.
Para Ávalos era el comienzo del fin de una odisea que había comenzado el 5 de agosto, cuando un derrumbe lo sepultó en la mina San José con otros 32 colegas, incluido su hermano Renán. Para las más de dos mil personas que lo esperaban en el campamento Esperanza, entre familiares, autoridades, rescatistas, técnicos y periodistas, el fin de una jornada marcada por la expectación.
Un ambiente que se había encendido al mediodía, cuando el ministro de Minería, Laurence Golborne, mostró su optimismo respecto de los avances que estaban registrando los planes de la operación de rescate: "Esperamos concluir este día martes con al menos uno de nuestros mineros en la superficie".
A partir de entonces, un ritmo frenético se apoderó del lugar, que se convirtió en el centro de atención de todo el planeta, conectado a la mina San José a través de 230 medios de comunicación, de los cuales 180 son extranjeros.

Orgullo

El rescate finalmente se inició a las 23:19, cuando el rescatista González -un ex futbolista de O'Higgins en los años 80- se sumergió a bordo de la cápsula Fénix 2 oyendo los gritos de ánimo de sus compañeros. "¡¡Vamos, Manolo!!", fue, probablemente, lo último que escuchó al desaparecer por el ducto.

Su viaje a las profundidades alivió a quienes seguían cada detalle en las cinco pantallas que se ubicaron en el campamento Esperanza. Minutos antes, durante las pruebas que se hicieron con la cápsula vacía, las dudas sobre el éxito de la operación habían recorrido el lugar. Sobre todo cuando se mostró al rescatista Arturo Cofré dándole martillazos a la Fénix 2. Los comentarios fluían sin cesar. ¿Algo falló? ¿Está todo bien? ¿Se demora lo normal? "Prefiero esperar tranquilo, sin saber mucho, porque la tensión es muy alta", decía Andrés Bustos, uno de los familiares.

La tensión se liberó en aplausos y "ceacheís" cuando las imágenes mostraron la tricolor cápsula Fénix, con su bandera chilena impresa sobre su puerta, asomando lentamente por el agujero que daba al taller donde estaban "los 33". Gritos y rostros impresionados eran testigos de un momento histórico.

El minero subía ahora lentamente hacia la superficie, donde un silencio expectante y ojos atento lo esperaban.

Finalmente, luego de 15 minutos de ascenso, la Fénix 2 se asomó por el pozo generando un estallido de emoción. A las 00:12 de hoy, Ávalos se convertía en el testimonio de que la Operación San Lorenzo era un éxito.

"Bienvenido, nuevamente", fue la recepción que le dio el Presidente Piñera al primer rescatado de la jornada, seleccionado con pinzas por sus capacidades físicas, técnicas y psicológicas.

"Orgulloso de ser chileno", le dijo el trabajador.

Escuetas pero significativas, las palabras de Ávalos fueron interpretadas luego por el jefe de Estado como un símbolo de agradecimiento al país por una "hazaña" que "ojalá se mantenga en nuestra memoria y nos guíe en el futuro para siempre".

Mónica, la esposa de Florencio, y Bryan, su hijo menor, fueron los siguientes en abrazarlo y luego, en silencio, el primer minero rescatado se abría paso hacia la zona del control médico, bajo la mirada emocionada de todas las autoridades y rescatistas.

"Siento tranquilidad y satisfacción por un logro país. Lloré, claro que me emocioné", dría más tarde el ministro Golborne. Tras 69 días de tensión, el equipo de rescate se abrazaba y se preguntaba, bromeando, qué hacer ahora. El ministro, entre risas, sólo tuvo una frase: "Sacar a 32 más".

17
fueron los minutos que tardó la cápsula "Fénix" en viajar hasta el fondo de la mina San José para rescatar a Florencio Ávalos.

Ocho
son los años que lleva dedicado a la minería el primer rescatado. A la compañía San Esteban llegó hace cuatro, tras otros tantos en yacimientos de la Tercera Región.

622
metros recorrió la jaula de rescate hasta la superficie de la mina San José, donde Florencio Ávalos era esperado por su esposa Mónica y por su hijo Bryan, de ocho años.

Una dupla de alto impacto mediático

Florencio Ávalos y Mario Sepúlveda constituyeron una dupla clave para que el mundo conociera la vida al interior del yacimiento San José.

Luego de recibir el soporte digital desde una "paloma", uno ofició como camarógrafo y el otro se encargó de presentar los "despachos" desde el fondo de la mina.

Ávalos -capataz y segundo en la jerarquía de su turno en la empresa, tras Luis Urzúa- afinó el pulso para mostrar el día a día, mientras Sepúlveda se lució describiendo las jornadas de los 33 trabajadores, recomendando a las mujeres cuidar el dinero, bailando cueca y hasta cerrando sus intervenciones con un "adelante, estudios centrales".

Y ambos salieron desde la cápsula a su manera: Ávalos sin estruendo, aunque visiblemente emocionado, y Sepúlveda gritando a viva voz, como si los 69 días de encierro no le hubiesen quitado energías.

"A Florencio lo eligieron como primero porque no se pone nervioso", dijo su padre, Alfonso.

"Cuando se le pide algo lo cumple a cabalidad, tranquilamente, sin apresurarse. Es una persona muy serena", agregó.

Ponerse literalmente detrás de las cámaras era su mejor forma de desaparecer del primer plano, mientras Sepúlveda se transformaba en un "rostro" reconocible para la teleaudiencia de todo el mundo.
El padre del primer rescatado: "Teníamos mucha fe, sabíamos que iba a salir bien"

En silencio, con las manos apretadas por los nervios, una decena de familiares de Florencio Ávalos seguía en la carpa que usaron durante 69 días, lo que en unos minutos más se iba a producir. La "Fénix" subía por el pozo de 622 metros con el minero que haría historia. Los rodeaban unos sesenta representantes de medios de comunicación, que se agolpaban en el pequeño recinto.

Afuera, en el campamento, silencio y expectación. Hasta las 00:12.

Cuando emergió la cápsula se desató la algarabía, y mientras todos celebraban, la carpa de la familia Ávalos se convirtió en un caos.

"Teníamos mucha fe, sabíamos que iba a salir bien (...) Chile es un país minero y lo estamos demostrando", gritaba entre lágrimas Alberto Ávalos, primo de Florencio. Fue tal la presión que había en el lugar que el padre del minero, Alfonso, debió salir escoltado hasta la cafetería.

En el trayecto fue seguido por decenas de camarógrafos, quienes incluso destrozaron sillas y un par de carpas. La situación se tornó descontrolada cuando cercanos de otros mineros agredieron a los profesionales que impedían a los familiares avanzar.

"Esta es una victoria increíble, el Gobierno hizo el trabajo muy bien. Estamos felices, es la mejor noticia que he recibido. Es una alegría muy grande, muy difícil de describir", comentaba el tío del minero, Wilson.

"Yo lo vi muy bien, está mejor que nosotros", comentó Alberto, cuando la situación se había calmado.

La familia de Ávalos programó una vigilia para seguir todos los detalles del rescate de los otros mineros.

"Nos vamos a quedar acá hasta que salgan los 33, aunque por lo que se ha visto esto va a ser muy rápido", dijo el progenitor, con los ojos rojos tras la emoción del rescate.

''Pensé que mi hijo iba a estar más desfigurado, pero se veía bien".

ÁLBERTO ÁVALOS
PADRE DEL PRIMER RESCATADO

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