jueves, 28 de octubre de 2010

Murió en un segundo y los intentos por resucitarlo fueron en vano


Duró un segundo. La muerte súbita quita la vida como un disparo preciso que no da tiempo a reaccionar. Ese instante, explican los médicos, deja sin conciencia al paciente y sólo una reanimación certera puede devolverlo de un proceso rápido e implacable: el corazón deja de bombear sangre, el oxígeno no llega al cerebro y las pupilas se dilatan hasta ser la señal más clara de que no hay retorno.
A Néstor Kirchner, la vida se le fue así.
El parte médico firmado por el médico presidencial, Luis Buonomo, sintetizó las razones de la muerte del ex Presidente de la Nación en un “paro cardiorrespiratorio no traumático que no respondió a las maniobras de resucitación básica y avanzada”.

El esfuerzo de los médicos del hospital de El Calafate no logró controlar.

Buonomo estaba en Buenos Aires cuando colapsó el corazón de su paciente.

Kirchner llegó al centro de saluda las 8.07 de la mañana con signos vitales muy débiles. En un cuadro como el suyo, en diez minutos se define la vida y los cardiólogos intentaron reanimarlo con un desfibrilador, el único instrumento que puede ganarle la carrera al infarto, según explicaron especialistas a Clarín . Sin embargo, después de intentarlo durante 45 minutos, se rindieron.

La salud del ex Presidente fue un secreto guardado en la intimidad familiar excepto que bordeara los límites de la muerte. Sus dolencias se conocieron sólo a través de las internaciones de urgencia pero aún entonces el entorno cuidó hasta el extremo los detalles de sus afecciones. De esta forma, nunca se supo, por ejemplo, que el ex Presidente era diabético, además de paciente coronario. Esta información fue confirmada a Clarín por dos médicos que conocieron su historia clínica.

Este año, quien era diputado y titular de la Unasur ya había tenido dos episodios muy delicados con su corazón. El primero, en febrero, derivó en una cirugía de alta complejidad por una obstrucción en su carótida derecha. Los especialistas le recomendaron entonces que frenara su actividad política. Los principales riesgos para un paciente cardíaco son la hipertensión, el estrés y la diabetes. Él los tenía todos.

El 11 de septiembre pasado volvió a ser intervenido. En este caso, la obstrucción de una de sus arterias coronarias obligó a practicarle una angioplastia, esto es, un procedimiento para devolverle a esa arteria el flujo normal de circulación sanguínea. Cuarenta y ocho horas después de dejar el Sanatorio Los Arcos, apareció en primera fila del escenario del Luna Park donde su esposa, la presidenta Cristina Fernández, le habló a la juventud K.

“Era previsible , uno podía ver que esto se venía”, se lamentó ayer frente a Clarín Donato Spaccavento, ex director del Hospital Argerich, que estuvo a cargo de la unidad especial presidencial que se instaló en el centro de salud cuando el ex Presidente llegó desde Santa Cruz a la Casa Rosada. “Era un hombre político y eso es lo que le daba placer. Era conciente y responsable de sus actos”, dijo.

¿Cómo se llega a un paro cardiorrespiratorio? Luis De la Fuente, el prestigioso cardiólogo que operó a Carlos Menem y a Fernando De la Rúa, lo explica así: “un infarto es la falta de sangre en un territorio del corazón por tiempo prolongado. El tamaño del infarto va a estar en relación directa con el tamaño de la arteria comprometida y el lugar donde se produce”. Según su descripción, este escenario puede convertirse en una fibrilación ventricular que es conocida como la peor de todas las arritmias, una contracción inefectiva del corazón que se queda sin capacidad para bombear. Entonces llega la muerte súbita. Kirchner llegó a la Casa Rosada con antecedentes delicados en su aparato digestivo. El colon lo traicionó en 2004 cuando tuvieron que internarlo luego de la masiva marcha por el secuestro y asesinato de Axel Blumberg. “Se guardaba todo adentro y estaba en una pelea diaria”, decía ayer un amigo que no lograba explicar la pérdida.

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