jueves, 28 de octubre de 2010

Roberto Rivas “quemó” al cadenal Obando


Al momento de volver a criticar al presidente de facto del Consejo Supremo Electoral (CSE), Roberto Rivas Reyes, por su mal desempeño al frente del Poder Electoral, donde consideran busca “institucionalizar el sistema de fraude”, jerarcas de la Iglesia católica reiteraron que al exteriorizar sus críticas no se meten en política, sino que cumplen su “obligación de denunciar” los abusos y la corrupción.
Además de insistir en la necesidad de remover de su cargo a Rivas Reyes, los obispos deslindaron cualquier responsabilidad en las acusaciones que él les hizo de apoyar la fuga de un sacerdote implicado en casos de pederastia y promover un divorcio de forma ilegal para beneficiar a un pariente. De haber existido eso, la responsabilidad caería sobre el anterior Arzobispo de Managua, Miguel Obando Bravo —benefactor de Rivas—, que como máximo líder de la Iglesia era entonces la instancia superior que debió aprobar o castigar dichas acciones .
El Obispo Emérito de Granada, monseñor Bernardo Hombach, que el lunes fue acusado por Rivas de “organizar y facilitar” en el 2002 la fuga del sacerdote Federico Engels, acusado de pederastia, ofreció ayer una conferencia de prensa en sus oficinas de Cáritas, en la que, además de reiterar su inocencia y transferir la responsabilidad del caso al Arzobispo, calificó las acusaciones como un ataque directo a la Iglesia.
El obispo consideró que dicho ataque surge como reacción de Rivas al sentirse “fuertemente acorralado” por las críticas a su gestión al frente de un tribunal electoral que ha perpetrado fraude en las últimas elecciones y busca institucionalizarlo, por lo que mantiene que es necesario relevarlo de su cargo antes de las elecciones del 2011, para que la gente recobre la confianza en el sistema y participe.
Hombach aceptó que conocía a Engels y su tendencia homosexual, pero nunca supo su tendencia pederasta y conoció de su fuga a través de los medios. Mantiene que no pudo ayudarlo porque no tenían una amistad o relación de trabajo cercana, ya que nunca trabajó bajo su dirección, sino en Managua, bajo la rectoría del entonces arzobispo Miguel Obando.
CARDENAL OBANDO DEBIÓ ORDENAR INVESTIGACIÓN
Monseñor Hombach detalló que al regresar a Alemania Engels fue suspendido del sacerdocio y condenado por pederastia. Se supone que después de purgar varios años de cárcel ahora, por razones de edad, goza del privilegio de libertad condicional.
Explicó que en Nicaragua se debió presentar la denuncia para que los tribunales investigaran el caso. Pero a lo interno de la Iglesia quien estaba obligado a promover una investigación era la Arquidiócesis, que en ese momento estaba a cargo del cardenal Miguel Obando Bravo, que además tenía al sacerdote bajo su jurisdicción eclesial.
Rivas, que fundamenta sus denuncias en información que obtuvo durante el largo tiempo que trabajó para la Iglesia al lado del cardenal Obando, también acusó a “un obispo de Chontales” de promover de manera unilateral el divorcio de uno de sus hermanos.
SIN CALIDAD MORAL
El Obispo de la Diócesis de Chontales y Río San Juan desde hace más de seis años, y actual secretario de la Conferencia Episcopal, monseñor Sócrates René Sándigo Jirón, en entrevista brindada a LA PRENSA aclaró que si Rivas se refería a él con dicha acusación, “es una persona irresponsable que sólo pasa infundados chismes sin credibilidad”.
Sándigo explicó: “Primeramente, no soy abogado para hacer un trámite de esos, eso sólo le compete a ellos. Yo creo que Rivas es irresponsable al andar oyendo y formulando chismes de cocina, los cuales no le lucen como jefe de una institución tan seria como la es el Consejo Supremo Electoral”, enfatizó.
Asimismo, consideró que este tipo de declaraciones convierten al presidente del CSE en una persona de poca facultad moral para estar en el cargo que ostenta. Agregó que no le extraña en lo absoluto que Rivas hable esas cosas de los obispos, puesto que ha hecho cosas peores conocidas por todos los nicaragüenses. “Él ha manejado a su gusto y antojo y sin principios ni moral un cargo de tan alta responsabilidad y de tanta importancia para la nación”, dijo Sándigo.
Monseñor Sándigo mantiene que las acusaciones de Rivas no le preocupan, ya que en ningún momento ha participado en el divorcio de un pariente, sino todo lo contrario, ya que el trabajo de ellos es buscar continuamente la reconciliación, armonía y el bien de las familias.
“Los obispos y sacerdotes trabajamos por mantener unidas a las familias, ayudándoles a solucionar sus conflictos, no lo contrario; no promovemos nunca las divisiones y de eso son testigos muchos hogares en el país, por eso repito que esas afirmaciones son infundadas”, explicó.
NO DEBE SER REELECTO
Para Sándigo el presidente de facto del CSE se encuentra muy molesto por las declaraciones brindadas el pasado domingo por monseñor Silvio Báez y por la postura de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, que mantiene que Rivas no deber ser reelecto como magistrado electoral, ya que no tiene credibilidad ante un pueblo que se prepara para unas elecciones.
Asimismo, Sándigo expresó al Canal 48, medio televisivo de Juigalpa, que con su reelección Rivas no favorecería a ningún candidato o partido político, ya que estando como presidente del CSE cualquiera que sea el resultado del proceso electoral del 2011 “quedaría cuestionado por la poca credibilidad” de la que goza.
“La reacción de Rivas es belicosa y baja, sin duda. Propia de una persona que ya no tiene argumentos y que está buscando cómo descalificar porque siente que le está chimando el zapato, y cuando eso sucede, pues reacciona de esa manera”, indicó Sándigo.
En tanto, Hombach, que también es de la opinión que “las reelecciones no son buenas”, explicó que para la Iglesia católica no existe el divorcio, sino la “declaración de nulidad” de un matrimonio, que es un proceso que se hace a través de una investigación larga y complicada a través del Vaticano, en la que el último juez que debe aprobarla es el arzobispo del país, que en la época a la que Rivas se refiere era también el cardenal Obando .
Hombach mantiene que aunque a la Iglesia le hagan daño las alabanzas y los halagos y lo que “aplaude la gente en el momento”, no pueden “dejarse cepillar porque todo cepillo muere pelón”, pero esto no les “puede quitar la responsabilidad de hablar y de denunciar”.

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