TOMADO DEL DIARIO LA PRENSA DE HONDURAS
Un poco tarde le cayó el veinte al Consejo de Ministros, cuyos miembros ya se dieron cuenta de la “inminente” escasez de frijoles. Sólo así declararon emergencia para poder realizar las compras de granos y suplir el mercado, donde los precios son la más evidente muestra de que la demanda rebasa con creces la oferta.
Se ha esperado hasta última hora, como es tradicional en los asuntos públicos, pues desde que comenzaron las lluvias saltaron las alertas en el campo ante las pérdidas, no sólo de la cosecha de frijoles sino también de maíz y arroz. Eso se está reflejando en su valor por no suplirse el faltante en el mercado a tiempo, lo que afectará el ya debilitado poder adquisitivo de las familias hondureñas.
El acuerdo del Consejo de Ministro libera diez millones de lempiras de Banadesa para la compra directa del frijol a través del Instituto Hondureño de Mercadeo Agrícola, Ihma. Y ¿la reserva estratégica? Ni para un remedio. Así son las cosas en la administración pública.
Pero mientras se realiza la compra, la importación y se distribuye el frijol en el mercado, ¿quién o quiénes contendrán la tendencia alcista en el precio? Las previsiones de hace una semana fijaba en cien lempiras la medida, las cinco libras, de frijol, y se quedarán cortas si la declarada emergencia es más de cara a los espectadores que a la adquisición rápida del grano.
Hacer los contactos e identificar los lugares de compra exigirá agilidad, no muy usual en el aparato estatal. En principio, los países vecinos también cargan este mismo problema por lo que habrá que salir de la región centroamericana. México, “frijolero como nosotros”, ha experimentado pérdidas en el campo y no ha dado a conocer la disponibilidad de granos para la venta. Colombia, con cuyo gobierno y pueblo mantenemos relaciones fraternales, pudiera proporcionárnoslos. Hace unos días, algunos funcionarios dieron a conocer la posibilidad de hacer las compras en China continental. Total que está todo por hacer en esta emergencia, por fin oficialmente declarada.
La secretaría de Industria y Comercio, callada y hermética pese a las señales en el mercado, anunció que iniciará investigaciones para combatir el acaparamiento y la especulación, lo cual tampoco es motivo de esperanza porque los acaparadores le juegan la vuelta, o los supervisores las crean. El método eficaz es el abastecimiento rápido del mercado para atender la demanda, lo demás no llega ni a curita.
Una vez más ha quedado al descubierto la falta de previsión y la reacción tardía a fenómenos fuera de nuestro control. La abundancia de lluvia en la temporada ha dañado los cultivos y las pérdidas, en el caso del frijol, se estiman en un setenta por ciento de la cosecha de primera, golpe fuerte para la economía de los hondureños que debió ser mitigado con una decisión pronta, oportuna y ágil. Ahora iremos a preguntar: “¿Vende frijoles?”.
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