jueves, 7 de octubre de 2010

OPINION........En Letra Pequeña


POR FABIAN MEDIAN
TOMADO DEL DIARIO LA PRENSA
Tomémonos la molestia de ver hacia atrás y recordar el momento en que comenzó todo. Primero era una idea que andaba flotando por ahí, que ni en serio la tomábamos. Ortega no tenía ningún chance de aspirar a gobernar otro periodo. Ninguna Constitución ha tenido tan fuertes candados como esta para la reelección continua. No sólo porque no puede ser presidente dos veces seguidas, sino que ya nunca más podrá serlo porque con este mandato quema la segunda y última oportunidad que le da ley. ¿Podía reformar la Constitución? Efectivamente Ortega está a una reforma de su reelección, pero esa reforma representa un obstáculo tan grande como la pared que separa a un hambriento de un plato de comida.
Demolición
Fue cuando, insólitamente, decidió llegar al plato de comida de la forma más extraña que podamos imaginarnos: comenzó a demoler la casa. No quiso rodear la pared y buscar la puerta como lo habría hecho una reforma constitucional, sino que decidió botar la casa, el Estado de Derecho, piedra por piedra; lo que puede significar dos cosas: o está tan loco como para estar dispuesto a comerse el plato sobre las ruinas que queden o, si algo de racionalidad le queda, está apostando a que digan: “Este hombre está loco, denle el plato de comida antes que destruya toda la casa”.
Paradojas
Han hecho tanto, y de tan tortuosa forma, que al final ellos mismos terminan enredados en su madeja. Fíjense, llaman a los conjueces porque dicen que ya están habilitados para sustituir la ausencia de un magistrado de verdad, pero no los usan para sustituir a los magistrados a los que se les venció el período como hubiese sido más lógico. O sea, sirven para sustituir a un magistrado que no hace quórum, pero no sirven para sustituir a uno que ya dejó de serlo. ¡Qué bárbaros!
Corte chinga
Otra perla. Dicen que van a hacer Corte Plena y para ello toman en cuenta a los dos magistrados sandinistas a los que se les venció su periodo, pero cuidan de no meter en los cálculos al liberal que está en la misma situación. “Tenemos una Corte de 14 miembros”, dice la magistrada Alba Luz Ramos, como si Damisis Sirias se hubiese muerto. ¿Por qué hacen esto? Porque la ley orgánica del Poder Judicial dice que la Corte Plena se integra con la mitad más uno de sus magistrados, y con una corte de 14 magistrados les salen las cuentas a los sandinistas, pero con 15 ya no le ajustan sus ocho magistrados. Entonces, ¡se volaron uno!
Dignidad a la baja
Es muy triste cómo personas serias dentro del sandinismo van dejando tirado el prestigio que tenían, en la calle. Es que para triquiñuelas y marrullerías uno se imagina personajes como Gustavo Porras, Edwin Castro, Víctor Cienfuegos y otros, pero espera algo de racionalidad de parte de gente como René Núñez, Alba Luz Ramos, Antenor Rosales, Wálmaro Gutiérrez… Resulta difícil explicarse cómo Núñez y Ramos se han tirado a la pileta de lodo. Ningún cargo vale eso.
Enfrentar la barbarie
El filósofo alemán Oswald Spengler decía que siempre, a última hora, “ha sido un pelotón de soldados el que ha salvado la civilización”. Y yo quiero entender, en nuestro caso, que al final habrá ese grupo de personas dignas, de uno y otro lado, que deje de estar justificándose porque “la calle está dura” y decidan enfrentar la barbarie exponiendo, ya no la vida, que ni es eso lo que se les pide, sino sus propios privilegios.

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