jueves, 14 de octubre de 2010

EDITORIAL....el milagro en chile

Las miradas en Chile y en el mundo entero estaban fijas en el cable de acero que hacía ascender la cápsula Fénix 2, en cuyo interior estaba la respuesta al “espíritu de unidad, fuerza, fe y esperanza” de los mineros y de todo un pueblo hacedores del mayor y más significativo de los milagros: “crecer ante las dificultades”
El rescate de los 33 mineros atrapados por más de dos meses a unos 700 metros de profundidad, sacudió de lleno los cuatro puntos cardinales con un gran despliegue mediático que, en la noche del martes, atrajo a una audiencia de mil millones de personas. Y no era para menos.
El drama humano de los mineros y sus familias; el uso de tecnología, la cooperación sin fronteras y la solidaridad hizo el milagro, pero, sobre todo, la fortaleza del pueblo chileno, sin alardes, para vencer por enésima vez la adversidad y salir más fuerte.
“Al igual que las víctimas del terremoto (del 27 de febrero) y los que trabajan en la reconstrucción (los mineros) demuestran que cuando Chile se une en la adversidad somos capaces de grandes cosas. Ojalá que su ejemplo se quede siempre con nosotros”, fue la reacción del presidente Sebastián Piñera, quien con emoción y confianza, como cabeza de todos los chilenos y “sin robar cámara”, fue recibiendo uno a uno a los mineros.
Al momento de redactar el editorial son ya 20 trabajadores que sanos y salvos se hallan en observación médica, que de acuerdo a la imagen de cada uno y por la euforia derrochada al salir, es más una acción rutinaria que una emergencia.
Más de dos meses de supervivencia en condiciones extremas exige muchos más que resistencia, coraje, unidad, disciplina y fe, valores que hacen la diferencia entre las personas que nunca dicen no o hasta aquí, y aquellas otras que esperan con pasividad y con cierta altanería que les solucionen los problemas.
El rescate, operación exitosa no sólo por los riesgos superados sino por la conclusión, proyecta la acción responsable y eficaz de las autoridades chilenas, con sólido liderazgo político, que han contribuido por generaciones a una cultura de unidad, solidaridad y cooperación, fundamento del éxito de la nación sudamericana.
El drama de la mina San José ha mostrado ese otro rostro de un país no tan publicitado. Chile, en los círculos internacionales, es modelo del desarrollo económico y social, con un Gobierno fuerte y decidido y una población trabajadora y aferrada a la esperanza, aún para aquellos que intentan enarbolar banderas en nombre del continente. Es modelo propuesto también por su estabilidad política con gobiernos de diferentes ideologías, pero todos con la unidad como estandarte, no la fragmentación, la polarización o el odio. Cada aparición de la cápsula en la boca del agujero de unos 70 centímetros fue un grito por la vida, la unidad, la fuerza, la disciplina y la fe que hacen grande a los chilenos.

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