jueves, 10 de marzo de 2011

“El presente y el futuro de Nicaragua es muy incierto”

MANAGUA

Monseñor Rolando Álvarez Lagos no para de recibir visitas en la parroquia San Francisco de Asís, en Bolonia, Managua. Llegan sacerdotes y fieles de todas las edades para felicitarlo.

No es por su cumpleaños, sino porque apenas hace 48 horas, el Arzobispo de Managua ofició una misa con él y luego le comunicó que el Papa lo había nombrado Obispo de la Diócesis de Matagalpa.

Álvarez, de 44 años y actual portavoz de la Arquidiócesis de Managua, es el rostro de la juventud en la Iglesia y el hombre que más vínculo ha tenido con los medios de comunicación.

Álvarez asegura que después de su elección “he visto muchísima gente llorando por la amistad y el cariño que nos ha unido”. Está sentado en una banca de la parroquia, mientras los fieles lo esperan para saludarlo.

“Quiero agradecerle al pueblo de Dios todos los comentarios bonitos y lindos que ha hecho en LA PRENSA y otros periódicos y televisoras nacionales; quiero decirle al pueblo de Dios que este es el segundo don que el Señor me concedió después que el Santo Padre me nombrara obispo”, asegura Álvarez.

Poco después de su nombramiento, dice que su celular recibió 393 mensajes de textos y 286 llamadas telefónicas “sin contar que desde las 8:00 de la mañana hasta las 4 y media de la tarde la gente se desbordó llamando ininterrumpidamente a Radio Católica” que él dirige.

Álvarez no puede estar más exultante. “Recibí la noticia conmocionado, pero profundamente agradecido con nuestro padre Dios que es bueno porque siempre me ha acogido y guardado en su corazón, a la Virgen Santísima a quien tanto he recordado porque Ella es mi madre y protectora”, dice, pero el Obispo tiene una visión muy clara de las cosas en el país.

Según Álvarez, el país tiene un futuro incierto, pero antes analiza su trayectoria sacerdotal y el salto que significó recibir el anuncio del Arzobispo cuando este lo visitó a una reunión con varios sacerdotes.

Monseñor Rolando Álvarez, ¿cómo valora todo este caminar sacerdotal?

Yo estoy agradecido con Dios porque he visto la mano de Dios y casi que he palpado la Misericordia Divina. Estoy clarísimo que cuando uno cree que ha palpado el amor de Dios es cuando apenas comienza a conocerlo porque el amor de Dios es eterno, esa es mi mejor y mayor experiencia ministerial: la Misericordia de Dios.

¿En qué momento nace su vocación sacerdotal?

Yo me encontraba estudiando mi bachillerato en Guatemala en 1987 y siempre había tenido la inquietud de discernir bien aquello para lo cual Dios me había llamado. Y una manera de discernirlo era integrándome a los encuentros vocacionales y durante un año medité sobre mi vocación y allí comenzó a vislumbrarse.

En ese entonces Nicaragua vivía momentos difíciles, ¿tuvo que ver esos instantes difíciles con su vocación?

Bueno, yo estoy clarísimo que sí, porque en tiempos de persecución y sufrimiento es cuando maduran mejor las vocaciones para la vida consagrada y sacerdotal.

Usted por muchos años viene ocupando el cargo de portavoz de la Arquidiócesis, ¿cómo fueron esos momentos de lidiar con la prensa, qué experiencia le trajo esto?

Fijate que yo tengo muy buenas referencias del profesionalismo de los periodistas en Nicaragua: solo en dos pequeñas ocasiones en las que mal transcribieron mis declaraciones expresando cosas que no había dicho, pero de allí no tengo ninguna lamentación. Y mi mayor consuelo y mayor alegría en mi relación con los hombres y mujeres de prensa ha sido la personalizada y te pongo casos concretos, periodistas a los que les he bautizado sus hijos, periodistas a los que he asistido en su enfermedad a sus hijos, periodistas a los que he confesado, periodistas que han tenido dirección espiritual conmigo, periodistas por los que he orado: eso es inigualable.

¿Considera que ha tenido una buena relación con el periodismo?

Yo creo que sí fijate. Hasta donde ha sido posible, he sido accesible. Por supuesto hay momentos en que no he podido atenderlos como los hombres y mujeres de prensa lo merecen, pero no ha sido por voluntad propia sino porque tal vez esté fuera del país o porque he tenido una cantidad de responsabilidades porque hay días que no tengo tiempo ni para comer.

Usted pasará a ser miembro de la Conferencia Episcopal, ¿seguirá señalando las injusticias y todo aquello que va contra la ley?

Yo en el nombre del Señor voy a seguir siendo lo que he sido, primero quiero orar mucho por la Diócesis de Matagalpa porque es mi primera misión y segundo quiero hacer camino junto a mis hermanos del clero de Matagalpa y en tercer lugar quiero servir a todos los hermanos y hermanas de la ciudad de Matagalpa. Y es el mismo pueblo de Dios que me va ir indicando los momentos en que ellos mismos necesiten se les anuncie la esperanza y ellos mismos nos dirán cuando se denuncia la injusticia.

Monseñor en estas circunstancias en que vive el país, un año electoral, ¿cómo ve la situación política de Nicaragua?

Yo personalmente lo veo incierto. Es un presente y un futuro al menos inmediato muy incierto.

¿Eso se debe al irrespeto de la clase política y el Gobierno a la Constitución?

Eso se debe a que en Nicaragua falta una conciencia del bien común y de madurez política.

¿Los políticos actuales que dirigen el destino del país están carentes de principios morales?

Yo creo que todos en Nicaragua tenemos que crecer en la conciencia del bien común. Eso significa que debemos pensar primero en el país antes que en los intereses personales y partidarios de tal manera que todos tenemos que pensar primero en Nicaragua, antes que en cualquier interés sectario. A todos nos hace falta crecer en la conciencia del bien común.

Monseñor hay políticos que dicen que la Iglesia tiene intereses políticos y que dirigen sus cartas pastorales para beneficiar a un sector político y que incluso están al servicio del gran capital, ¿ahora que usted es un jerarca de la CEN qué piensa de eso?

Definitivamente no voy a hacer referencia personalizada ni directa a nadie, creo que no debo hacerlo porque si a la Iglesia se le ha señalado de cosas que no son ciertas nosotros obviamente no vamos a pagar con la misma moneda porque a toda injusticia se le responde y se le vence con la justicia y con el bien, de tal forma que queda en la conciencia de las personas que hacen señalamientos incorrectos...

¿Usted cree necesario y urgente que en nuestro país tengamos una nueva clase política con principios y valores?

Nosotros apostamos por una clase política de nueva generación con valores; eso es parte de la esperanza que nosotros como Iglesia tenemos. Si le cerramos las puertas a las nuevas generaciones y no confiamos en que ellos vengan logrando la conciencia del bien común que necesitamos y la maduración política que urge a Nicaragua estaríamos cerrándole las puertas a la propia esperanza, entonces nos estaríamos sepultando en vida. No abrir las puertas a las nuevas generaciones de líderes en Nicaragua es sepultarse en vida y cerrarse a la esperanza.

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