sábado, 12 de marzo de 2011

Tsunami hizo saltar todas las alarmas


Mató a centenares en Japón, tardó 15 horas en atravesar el océano Pacífico, recorrió casi 13 mil kilómetros, puso al mundo en vilo, provocó alerta verde en las costas de Nicaragua, pero al final su impacto no fue perceptible en el país.

Así lo anunció el Sistema Nacional para la Prevención, Mitigación y Atención de Desastres (Sinapred), luego de descartar algún impacto destructivo en Nicaragua, como producto del oleaje que se esperaba.

Desde el mediodía de ayer sonaron las alarmas en el litoral Pacífico nicaragüense, cuando las autoridades municipales de 47 poblados costeros decidieron despejar de gente las playas hasta una distancia de 200 metros tierra adentro.

Dos horas antes el Sinapred había anunciado un estado de alerta verde por recomendación del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter), que hasta esa hora sólo podía confirmar efectos en Nicaragua, pero no su impacto.

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Evacuación en Masachapa

En realidad, los miembros de la Defensa Civil, el Ejército de Nicaragua y la Policía Nacional habían dado un aviso preventivo desde horas de la madrugada, tras conocerse la magnitud del desastre frente a la ciudad japonesa de Sendai.

EL CUARTO MÁS PODEROSO EN LA HISTORIDA DE LA HUMANIDAD

Japón había sido sacudido por un terremoto de magnitud 8.9 Richter, el cuarto más poderoso que se ha registrado hasta el momento en la historia de la humanidad.

Para cuando la noticia llegó a oídos de la mayoría de los nicaragüenses, el tsunami, que significa “ola gigante”, ya había avanzado más de un tercio de su recorrido para alcanzar las costas nicaragüenses.

Eso provocó que una parte de los pescadores fueran mar adentro sin saber del nerviosismo de sus familiares, y sólo se dieran cuenta de lo ocurrido hasta que regresaron, entre una y tres horas antes del impacto esperado.

“Salimos temprano, no nos dimos cuenta, cuando llegamos (2:00 p.m.) nos avisaron y trepamos la lancha”, comentó el pescador Donald Benavidez. Otros se dieron cuenta antes de llegar a la playa, gracias a que tenían señal telefónica celular.

En la alerta además de activar los comités municipales de prevención de desastres, cuyas autoridades se encargaron de orientar a la población sobre las medidas a tomar de cara a una eventual emergencia, se instalaron tres puestos de mando situados en Corinto (departamento de Chinandega), San Rafael del Sur (Managua) y San Juan del Sur (Rivas), los que llevaron un monitoreo constante.

Estos mismo puestos eran los encargados de divulgar los planes de aviso a la población. También se utilizaron 125 vehículos, incluyendo livianos y pesados, los que pertenecían a instituciones como la Cruz Roja, Ineter, Bomberos y Defensa Civil.

Mientras que 1,400 efectivos, incluyendo policías, bomberos y soldados del Ejército de Nicaragua fueron movilizados a las zonas costeras que corrían el riesgo de ser afectadas por las superiores a los 2.5 metros.

Para el general Mario Perezcassar, jefe de la Defensa Civil, el Sistema Nacional para la Prevención, Mitigación y Atención de Desastres funcionó en gran medida porque la población estuvo siendo informada cada cierto tiempo de cómo estaban marchando las cosas.

“Se utilizaron todos los medios, todos los canales y todas las radios, eso creo nos da como una enseñanza, de que en este tipo de plana de aviso, además de la realización de ir al lugar, los medios ayudan a sensibilizar a la población ante cualquier tipo de peligro que podrían tener”, indicó Perezcassar.

Explicó que también ayudó el hecho de que miles de personas vieron por televisión el momento en que una ola destruía viviendas, vehículos y plantaciones en una zona costera de Japón. Según Perezcassar, esa imagen les habría quedado guardada, por eso miles de personas se retiraron de las costas.

Aunque muchos lo hicieron nerviosos, dijo que no se reportaron casos que lamentar, salvo al mediodía en Managua, cuando un sismo de 4.4 en la escala de Ritcher sacudió el Pacífico nicaragüense. De acuerdo Perezcassar, el temblor provocó que algunas personas abandonaran varias edificios por temor a que ocurriera un terremoto.

En el puesto de mando de la Defensa Civil se recibieron varias llamadas de personas nerviosas preguntando si era seguro retornar a sus hogares y viviendas. El edificio de Movistar, ubicado sobre la Carretera a Masaya, fue uno donde recibieron reportes de personas nerviosas.

RECUERDOS DE 1992

En Masachapa y Pochomil la situación de espera era especialmente tensionante para algunos pobladores. “Imaginate que te digan que mañana vas a morir... cómo te sentirías, no es lo mismo que te pase y ya”, comentó el pescador Claudio Cruz Gutiérrez, que el 1 de septiembre de 1992 regresaba de faenar a las 10:00 p.m. cuando vio destruida Masachapa, sin energía eléctrica, con muebles, refrigeradoras y televisores flotando en el mar.

“A mí me da miedo porque, ideay, no se puede... si veo la ola... si me roban”, expresó Rosario Zúniga.

Otras personas como Yadira Mojica, continuaban su vida de forma normal, con temor, pero también con resignación a lo que Dios decidiera.

“A mí me afecta ahora más, porque antes a uno lo agarró por sorpresa, pero qué va a hacer uno contra el poder de Dios”, expresó Mojica, quien aseguró que el tsunami de 1992, el único que ha causado destrucción en Centroamérica, la arrastró más de 50 metros.

“Eso no se lo deseo ni a un enemigo. Yo quedé arriba de un palo de coco... hasta el calzón se me llevó”, dijo, con el humor característico de los nicaragüenses.

Más confiado se mostró Morlan Cruz, en Pochomil, sobreviviente de 1992.

“Dije que no me muevo, ya he vivido esto, si el mar enseña las piedras es señal de salir corriendo, pero está normal”, afirmó Cruz, afectado por parálisis aunque después debió abandonar la playa por petición de su madre.

Por la tarde, el presidente Daniel Ortega le brindó personalmente las condolencias al embajador nipón Jiro Shibasaki, y hablaron sobre becarios nicaragüenses que viven en Japón.

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