lunes, 11 de abril de 2011

Sacan a 100 familias de los escombros


MANAGUA

Han pasado 35 años desde que Petronila Urbina, de 51 años, llegó junto a su familia a vivir a los escombros de uno de los cuatros edificios en ruinas de la vieja Managua.

En medio de paredes agrietadas, un techo deteriorado y sin las condiciones necesarias de una vivienda, Urbina fue creciendo en lo que no precisamente era “un dulce hogar”.

Al paso de los años formó su propia familia, y sus hijos nacieron y crecieron en el mismo escenario tétrico al igual que ella.

Pero como un golpe de suerte hace unos meses, Urbina y las 100 familias que habitan en los cuatro viejos edificios recibieron la noticia que serían reubicados en un lugar seguro.

YA FUERON TRASLADADOS

Desde tempranas horas del domingo, en medio de la algarabía y el bullicio que caracteriza la vecindad de los escombros, inició el traslado de las 78 familias que habitaban en tres edificios en ruinas ubicados frente al Ministerio de Gobernación y otras 21 familias asentadas en el antiguo edificio de Laboratorios Bengoecha, en las inmediaciones de Petronic Managua.

El traslado de las familias de los escombros es parte de un proyecto gubernamental que desde 2009 inició la construcción de 100 viviendas de interés social en la comunidad Villa La Concha, ubicada en el municipio de Ciudad Sandino.

UN CAMBIO DE VIDA

Leonor Filomena Jiménez, quien habitó en uno de los antiguos edificios por más de 20 años, dice sentirse feliz con lo que para ella “es un cambio de vida”, pero también expresó que la invade un sentimiento de nostalgia, ya que en ese lugar vio crecer a sus hijos y nietos.

“Estamos felices porque ya no vamos a estar en zozobra para el invierno o cuando habían temblores que era lo peor de vivir aquí. Eso era año con año”, dijo la mujer.

Eso mismo refirió Maribel Castro, quien llegó a los escombros hace 12 años, ya que emigró desde Nueva Segovia a Managua en busca de una mejor vida, pero el único lugar que encontró fueron las ruinas.

“Tengo seis niños pequeños y era un pánico cada vez que entraban los aguaceros, porque aparte que se me metía el agua, también tenía miedo que el techo nos cayera encima”, relató Castro.

Mientras Luis Tinoco Pérez, habitante de los escombros por más de 28 años, cargaba un catre para colocarlo en uno de los camiones del Ejército de Nicaragua, le dijo a uno de sus vecinos: “Ahora sí compadrito, nos llegó la hora”, mientras este también cargaba un lavandero.

“Yo vendo agua helada en el Oriental. Hay gente que dice que todos los de aquí somos unos delincuentes, pero no es cierto. Soy pobre pero honrado, y esto es una bendición de Dios”, dijo Tinoco Pérez.

En el traslado de los habitantes participaron diversas brigadas del Ejército de Nicaragua, Defensa Civil, Sinapred y técnicos del Instituto de la Vivienda Urbana y Rural que dirigían la operación.

DEMOLERÁN EDIFICIOS

El Ministerio de Transporte e Infraestructura (MTI) coordinará los trabajos de demolición con el Ejército y la Defensa Civil para tumbar los escombros.

Ayer fueron colocados unos cercos en el área de demolición prevista a ser realizada de forma manual para no afectar los sectores aledaños.

Según una fuente del Sistema Nacional para la Prevención y Mitigación de Desastres (Sinapred), la demolición será ejecutada en un período de 45 días a partir de los próximos días.

NUEVAS CASAS PEQUEÑAS

Cada familia de los escombros será beneficiada con una pequeña vivienda conformada por dos cuartos, una sala, un baño y una cocina en el proyecto Villa La Concha, en Ciudad Sandino.

Para algunos resultará un pequeño espacio, ya que la mayoría de las familias están integradas por cinco a ocho miembros, pero según Carmen Molina Calero será mucho mejor.

“Las casas son chiquitas pero bonitas. Además, aunque sean medio angostas para una familia como la mía de ocho personas pues es como ir del cielo a la tierra”, afirmó Molina. Petronila Urbina, una de las fundadoras de las primeras familias que se asentaron en los escombros de Managua y actual coordinadora de la Comisión Provivienda del Invur, señaló que a pesar de la extrema pobreza y las condiciones infrahumanas de los edificios semidestruidos algunos se resistieron al principio a la reubicación, pero que después vieron la oportunidad de mejorar sus vidas.

“Pues a pesar de todo el deterioro que hay en este lugar, los que estuvimos aquí una gran parte de nuestra vida nos llevamos buenos y malos recuerdos pero que siempre estarán con nosotros”, agregó.

La mayoría de los pobladores de los escombros se dedica a vender agua helada y otros productos en las calles de Managua o el mercado Oriental, por lo que ahora deberán gastar un poco más en pasajes y tiempo para viajar desde el municipio de Ciudad Sandino, ubicado a 13 kilómetros de la capital.

“Todo es un sacrificio en la vida, ahora vamos a quedar más lejos de nuestros trabajos pero vale la pena el cambio”, dijo Rosa María Peralta. El traslado de los habitantes de los escombros inició a las 7:00 de la mañana de ayer y será finalizado hasta que sean trasladadas las 100 familias en una operación para agenciarse votos del Gobierno.

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