domingo, 17 de abril de 2011

Tragedia y lágrimas en Domingo de Ramos


En el arranque de la Semana Santa, este Domingo de Ramos, dos personas perdieron la vida por ahogamiento. Suyén Leiva Márquez, de 20 años, en San Juan del Sur y Cristel Cruz Gutiérrez, de ocho añitos, en Pochomil, San Rafael del Sur.

Suyén era originaria de Tipitapa, laboraba en una zona franca y desde la tarde del sábado andaba de paseo con compañeros de trabajo.

A eso de las diez de la mañana entró al estero del popular balneario para intentar ayudar a su amiga y vecina Danyalli Miranda, que al parecer era arrastrada por una corriente. Esta última logró salir por su cuenta, pero Suyén permaneció alrededor de diez minutos bajo el agua y se convirtió en la primera víctima por ahogamiento de esta Semana Santa.

Según autoridades de la Defensa Civil, en el momento de la sumersión la joven se encontraba en estado de ebriedad. Su cuerpo fue entregado a su padre ya pasadas las 2 de la tarde y luego trasladado al barrio Yuri Ordóñez, de Tipitapa, donde habita su familia.

PRESENTIMIENTO


Norma Márquez, madre de la fallecida, tenía el presentimiento de que algo malo podía pasar en San Juan del Sur. “Porque ella (Suyén) no quería ir a ese paseo, yo tampoco quería que fuera, pero al final sus compañeros insistieron en llevarla”, relató.

“Ella no podía nadar y por cien pesos fue a perder la vida, porque eso fue lo que le cobraron por ir a ese lugar”, expresó la madre.

Según ella, hasta el momento los organizadores del viaje no han querido dar la cara. “Ellos tenían la obligación de supervisar que todas las personas que andaban en ese paseo estuvieran bien, pero ahora no quieren decir nada. De los que iban en ese paseo nadie se ha dignado a llamarme, aquí solo están la familia, los amigos y los vecinos”, dijo ayer mientras esperaba la llegada del cadáver de su hija.

El cuerpo de la joven será enterrado hoy por la mañana en el cementerio de Tipitapa.

POR DESCUIDO

Alrededor de las 3:30 p. m. Cristel Cruz le dijo a su madre, Marjorie Gutiérrez, que iría a lavarse los pies. La familia de la niña ya había terminado de bañarse en las aguas de Pochomil y la pequeña quería quitarse la arena. Su mamá le permitió que fuera sola porque supuso que buscaría un baño público, al menos eso fue lo que aseguró minutos después, cuando lloraba la muerte de su hija.

Cristel habitaba en el barrio La Esperanza, en Managua. Ella, su madre, su hermana y su papá Luis Manuel Cruz llegaron a ese balneario porque fueron invitados por trabajadores de los Juzgados de Nejapa para que los acompañaran en un paseo organizado para empleados.

Esa cortesía se debió a que Marjorie y su esposo laboran como comerciantes en los alrededores de las oficinas de los Juzgados.

A la niña la sacaron del estero de Pochomil luego de que alguien la viera alzar las manos, agitándolas para pedir ayuda. Pero ya era demasiado tarde; los primeros auxilios de nada sirvieron.

Casi a las 4:00 p. m. cuando los padres llegaron desesperados al puesto de la Cruz Roja, ya les habían avisado que su hija estaba muerta. Y doña Marjorie repetía una y otra vez: “Ay Dios mío, se me murió mi chiquita”.

Luis Manuel estaba ebrio, vociferaba y hasta intentó agredir a agentes de la Policía Nacional. José Dolores López, jefe de socorristas en Pochomil, lamentó la tragedia y pidió a los padres de familia que cuiden más a sus hijos.

En la última década, 337 personas han muerto por ahogamiento en Semana Santa.

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