domingo, 3 de abril de 2011

Ortega sufre “síndrome de Medio Oriente”


MANAGUA

Las acciones y movilizaciones que el presidente Daniel Ortega emprende para tratar de anular cualquier intento de reclamo o protesta de la población en contra de su Gobierno lo desgastará tarde o temprano, según coinciden varios analistas consultados sobre el significado de las marchas que el oficialismo y la oposición realizaron el sábado reciente en Managua.

El filósofo y analista político Alejandro Serrano Caldera cree que, igual a como ocurrió con los afectados por el pesticida Nemagón que fueron puestos como rezadores de las rotondas, los empleados públicos que son utilizados para agitar banderas en las rotondas o para asistir a cualquier evento del presidente también se rebelarán en contra del Gobierno.

Serrano Caldera considera que el Gobierno desarrolla “una estrategia equivocada” con el uso de los recursos del Estado —incluidos los empleados públicos— que terminará pasándole la factura a más tardar el día de las elecciones, previstas para el próximo 6 de noviembre.

El sábado el Gobierno respondió a la marcha ciudadana convocada por la sociedad civil organizada con una caminata masiva en la que participaron miembros de la Juventud Sandinista, estudiantes de colegios públicos, empleados de las diferentes instituciones del Estado y militantes del partido de Gobierno que fueron trasladados desde los diferentes barrios de Managua y ciudades de los departamentos del país. Mientras, el transporte en y hacia la capital era escaso.

“Es seguro que deben molestarse quienes acuden a estos llamados por presiones como perder el empleo o ser reprochados. Es claro que no son medidas adecuadas. Así no se fortalecen los derechos ciudadanos, no sólo de la gente que no comulga con el Gobierno, sino de todos los nicaragüenses en general”, opina Serrano Caldera.

ORTEGA SUFRE SÍNDROME DEL MEDIO ORIENTE

El analista político de izquierda Oscar René Vargas considera en cambio que las manifestaciones paralelas del sábado mostraron, por un lado, la “capacidad de movilización que siempre ha tenido el Frente Sandinista y la capacidad limitada de la oposición por los bloqueos que hubo”.

Sin embargo, el sociólogo y economista destaca que los números de cada grupo no fue lo más importante en las marchas, sino la actitud del Gobierno.

“El Gobierno tiene miedo. El síndrome del Medio Oriente está presente en la decisión de evitar la marcha”, asegura.

El autor de El sandinismo: 20 años después (2000) define ese síndrome como el temor de que igual a como ha ocurrido recientemente en Túnez o Egipto, “una pequeña marcha coge vuelo y comienza a ampliarse y a cuestionar al poder político”.

“Ese es el mayor temor que tiene el Gobierno”, subraya.

Vargas argumenta que la administración de Ortega padece este síndrome porque “siempre en el Gobierno de Ortega ha habido una visión de que hay conspiraciones en contra de él”. Además de la experiencia real de Medio Oriente, que alcanzó a su aliado político Muamar Gadafi.

El analista también recordó que el Frente Sandinista tiene presente la lección de la votación de 1990, cuando el Gobierno entregó hasta casas y autos, pero la gente votó en contra. “Eso ahí sigue presente”, opina.

JORNADA PERMANENTE

Para la dirigente de la Unión Ciudadana por la Democracia (UCD), Violeta Granera, la “indignación” mostrada por la población durante la marcha del sábado es parte de la jornada “Nicaragua volverá a ser República” que podría incrementar sus acciones de protesta.

Según Granera, ayer por la noche los representantes de las casi veinte organizaciones que integran la UCD se reunirían para valorar los resultados de la marcha y “puntualizar las acciones de protesta a corto plazo”.

La directiva evitó revelar los planes que prevén desarrollar en los próximos días. Pero adelantó que como condición indispensable para un proceso electoral libre y transparente seguirán exigiendo el relevo de los magistrados electorales, la cedulación sin criterios partidarios y la observación electoral.

La excomandante guerrillera y miembro de la Junta Directiva del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), Dora María Téllez, coincide en que la actitud de la sociedad civil, vista el sábado, demostró que en Nicaragua habrá una resistencia en contra de la candidatura ilegal de Ortega y de su autoritarismo, “que finalmente lo terminará derrotando”.

“Yo no creo que la gente se desanime —asegura—. La gente está clara de que Ortega va a hacer todo lo posible para coaccionar, que no le importa lo que pasa en la calle: si los precios de los alimentos suben, si el costo del gas sube, si el combustible ya no se puede pagar, si el transporte es malo, si falla la luz y el agua, no le importa ninguno de los problemas de la gente. No le importa si se paraliza todo, con tal de mantener el poder, pero la gente no lo va a dejar”.

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