La guerra de varios países de América Latina contra el crimen organizado tuvo escenas de película en 2010: la ocupación de militares y policías en favelas de Río de Janeiro, bloqueos de calles en México, incendio de autobuses en El Salvador, la persecución y muerte de varios capos.
Fue el año en que el narcotráfico hizo estallar un coche bomba en Ciudad Juárez, asesinó a un candidato mexicano a gobernador y a una decena de alcaldes, mató a 72 inmigrantes, desquició con tiros y granadas ciudades del noreste de México y mató a civiles en fiestas, talleres y bares. Las cifras todavía no están completas, pero recuentos periodísticos señalan que hubo más de diez mil muertos sólo en México en acciones relacionadas con la lucha contra el crimen organizado, entre ellos varios niños.
En 2010 se acrecentó el debate en círculos intelectuales y políticos a favor de una legalización de las drogas. Y en California se llevó a cabo un referéndum para dar luz verde a la marihuana, pero ganaron los que se oponían.Uno de los episodios más espectaculares del año fue la toma de las favelas Vila Cruzeiro y del Complejo Alemao en Río de Jaineiro, la “Ciudad Maravillosa”, que será sede de la final del Mundial de fútbol de Brasil 2014 y anfitriona de los Juegos Olímpicos de 2016.
Esta acción, la mayor que hayan ejecutado en la historia policías y militares contra narcotraficantes en Río de Janeiro, fue una respuesta a una serie de atentados que habían dejado 39 muertos y más de 180 vehículos incendiados en la ciudad. “El mensaje que puedo transmitirle a la población es de optimismo y esperanza.
Quiero decirle al pueblo de Río de Janeiro: mucha tranquilidad porque venceremos esta guerra”, dijo el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
En Centroamérica, las pandillas juveniles y los traficantes de droga también dieron que hablar con hechos violentos.
El Salvador vivió jornadas de caos y terror por incendios de autobuses del transporte público y en Honduras murieron a tiros 17 personas que trabajaban en un taller de zapatería y otras 14 en una matanza en un campo de fútbol.
En México hubo una seguidilla sin precedentes de masacres y se descubrieron varias narcofosas con cadáveres descompuestos. Entre los asesinatos figuran diez muertos en un bar en la ciudad de Torreón, la muerte de 15 jóvenes en una fiesta en el barrio Villas de Salvarcar de Ciudad Juárez, 19 en un centro para adictos de la ciudad de Chihuahua y el asesinato de 20 presos en un penal de Mazatlán.
También murieron 17 jóvenes en una fiesta cerca de Torreón, 13 en un centro para adictos en Tijuana, 15 en un autolavado de Tepic y se produjo el secuestro y muerte de 20 hombres en el balneario de Acapulco, como parte de una lista más larga de hechos violentos.
La ruptura entre el cártel del Golfo y su antiguo brazo armado Los Zetas derivó en una batalla campal entre los dos grupos en el noreste de México, en especial en los estados de Nuevo León y Tamaulipas.Ahí fue asesinado, seis días antes de las elecciones, el candidato favorito a gobernador Rodolfo Torre Cantú, del Partido Revolucionario Institucional, PRI.
La ciudad de Monterrey, la más industrializada de México, sufrió una seguidilla de narcobloqueos, en los que narcotraficantes obligaban a automovilistas, choferes de autobuses y camioneros a bajarse de los vehículos y a dejarlos atravesados en las calles para evitar el paso de la Policía o de grupos rivales.“Al tiempo que las autoridades de México y Estados Unidos hemos mejorado nuestra inteligencia y nuestros ataques, y al tiempo que las autoridades mexicanas han logrado golpes cada vez más severos, la batalla entre grupos criminales se ha intensificado”, dijo el embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, en una conferencia magistral.
Pero 2010 también fue un año de grandes logros de las autoridades mexicanas frente a los carteles: en operativos federales murieron el capo del cartel del Golfo, Ezequiel Cárdenas Guillén; el líder de La Familia Michoacana, Nazario Moreno González, llamado “El más loco”; e Ignacio “Nacho” Coronel, lugarteniente de Sinaloa.
Además fueron capturados varios de los narcotraficantes más sanguinarios, como Teodoro García Simental, Édgar Valdez Villarreal, alias la Barbie, y Sergio Villarreal Barragán, alias el Grande.Según las autoridades, la violencia que vivió este año el país se debe a que los carteles empiezan a sentirse acorralados.
El presidente de México, Felipe Calderón, lo resumió de esta manera: “Si ven polvo es porque estamos limpiando la casa”.
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