Una semana después de la muerte de Osama bin Laden, Estados Unidos ha incrementado la presión sobre Pakistán por la presencia del líder de Al Qaeda en su territorio desde hace cerca de seis años. El presidente de EE UU ha exigido a Islamabad que investigue si miembros del Gobierno paquistaní estaban involucrados o conocían la existencia de una "red de apoyo" al terrorista en su escondite en Abottabad, una plaza militar a tan solo 50 kilómetros de la capital.
Los comentarios de Obama, en una entrevista emitida anoche (madrugada en España) por la cadena CBS, son los más directos sobre la posible complicidad de Pakistán con el terrorismo. "Creemos que tuvo que haber algún tipo de red de apoyo a Bin Laden dentro de Pakistán", ha explicado. "No sabemos si pueden haber sido algunas personas dentro del Gobierno, o fuera del Gobierno. Y eso es algo que tenemos que investigar y, más especialmente, que el Gobierno paquistaní debe investigar", ha añadido. El sábado, Estados Unidos ya había pedido a Pakistán los nombres de algunos de sus agentes involucrados en el seguimiento del terrorismo islámico.
Las declaraciones del presidente estadounidense ahondan en la preocupación expresada por altos funcionarios de Washington sobre la posibilidad de que Pakistán conociese que Bin Laden se escondíaen una residencia en Abbottabad. En otra entrevista, en la cadena ABC, el consejero de Seguridad Nacional, Tom Donilon, ha insistido en la idea: "El hecho es que Osama bin Laden estaba escondido a apenas 50 kilómetros de la capital paquistaní en una localidad que se considera eminentemente militar". Aunque ha reconocido que "hasta la fecha no hay evidencia política o militar de que Pakistán conociera que Bin Laden estaba en su territorio", Donilon ha subrayado la necesidad de una "investigación a fondo". Una de las líneas posibles que ha mencionando ha sido la de interrogar a las tres viudas de Bin Laden bajo custodia de las autoridades paquistaníes tras la operación, con la intención de averiguar si algún alto cargo estaba contribuyendo a ocultar al terrorista.
El consejero de Seguridad Nacional también ha insistido en la cantidad de datos requisada de la residencia de Bin Laden, que podrían llenar "una biblioteca universitaria pequeña", en lo que parece una velada advertencia a las autoridades paquistaníes de que EE UU podría averiguar pronto quién ayudó al terrorista más buscado a ocultarse durante tanto tiempo.
En Pakistán, la opinión pública debate si el Ejército y su poderosa agencia de espionaje, el Inter Services Intelligence (ISI), sabían que el terrorista más buscado del mundo se escondía en Abbottabad. En su declaración oficial, los militares han admitido fallos en la recogida de información, pero el Gobierno, acusado bien de complicidad, bien de incompetencia, ha rechazado que las Fuerzas Armadas o los servicios secretos estuvieran al tanto de la presencia de Bin Laden en el país. El primer ministro, Yusuf Raza Gilani, tiene previsto comparecer en unas horas en el Parlamento para explicar "aspectos de la operación y recordar los sacrificios consentidos por Pakistán en la guerra contra el terrorismo", según un miembro de su gabinete.
Muerte "merecida"
Durante la entrevista, Obama ha tratado de borrar las dudas sobre la legalidad de la operación en la que se dio muerte a Bin Laden. "Cualquiera que se pregunte si el autor de semejantes crímenes en suelo estadounidense no se merecía acabar como acabó necesita que le examinen la cabeza", ha declarado. El presidente de EE UU ha insistido en el éxito que ha supuesto la operación y ha descalificado la posibilidad de capturar vivo al terrorista. La línea argumental del mandatario ha sido que "se hizo justicia" y Bin Laden se llevó lo que merecía. "Todo el proceso me hizo estar muy nervioso, pero lo único que no me hizo perder el sueño fue la posibilidad de tener que eliminar a Bin Laden", ha dicho.
El presidente también ha reconocido que, de no haber dado con Bin Laden, "la operaciónhubiera tenido significativas consecuencias" y ha cifrado la "evidencia al momento de aprobarla en un 55%".
Otras voces llamaron ayer a pasar página y dejar atrás la polémica en torno a la legalidad de la operación militar. "Creo que los SEAL (el comando de elite la Armada) hicieron exactamente lo que tenían que hacer. Debemos callarnos y dejar de darle vueltas a lo que ocurrió en ese edificio", dijo John Kerry, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado y candidato demócrata a la presidencia en 2004.
Ayuda militar a Pakistán
A la presión desde la Casa Blanca sobre Pakistán, se suma la de algunos congresistas de EE UU, que han recomendado suspender la importante ayuda militar que recibe Pakistán, un inestable país con armas nucleares, para luchar contra el terrorismo hasta que se aclare si existía conocimiento por parte del Gobierno sobre el paradero del terrorista más buscado del mundo.
El senador republicano por Indiana Richard Lugar afirmó que le parece "lógico que si Osama bin Laden llevaba en esa casa seis años, con un grupo de gente conectada con los militares, entonces un montón de gente en Pakistán conocería su paradero". No obstante, se mostró en contra de cancelar la ayuda a militar a Pakistán por ser "un país fundamental" en la lucha contra el terrorismo.
El embajador de Pakistán en EE UU, Husein Haqqani, rechazó estas acusaciones y aseguró que su país ya ha iniciado una investigación. "Caerán cabezas una vez que la investigación haya sido completada. La investigación está en marcha y no mostraremos ninguna tolerancia si se descubre complicidad", dijo en una entrevista también en ABC.
Tensas relaciones diplomáticas
Las relaciones entre ambas naciones, que en público se califican de "socios y aliados", han vuelto a tensarse tras la operación del pasado domingo, en la que un comando de élite de EE UU entró en territorio paquistaní para eliminar al líder de Al Qaeda.
Washington solo avisó a Islamabad una vez que la operación hubo culminado y los soldados de EE UU estaban de regreso en la base de Afganistán desde la que se lanzó el ataque. Donilon explicó ayer que se tomó esta decisión "no por una cuestión de confianza en las autoridades paquistaníes" sino para "proteger la seguridad de la operación". Como respuesta, el Gobierno y la cúpula militar paquistaní advirtieron el jueves de que la operación de EE UU podría constituir una violación de la soberanía del país y remarcaron que, de repetirse una acción similar, Islamabad revisaría la cooperación militar con Washington.
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