Un final de Giro en Milán no es un final cualquiera. Allí han acabado 74 de las 94 ediciones celebradas. Allí acabó la ronda hace tres años, cuando Contador la ganó por primera vez. Y allí la ha ganado hoy, dos semanas después de vestirse en el Etna lamaglia rosa que ya no se ha vuelto a quitar. Un maillot que no quería conservar al principio, que se conformaba con lucir hoy en Milán, pero que se le ha pegado al cuerpo como si no hubiera otro corredor digno de enfundárselo. Dos veces ha corrido el Giro y dos veces lo ha ganado. Un pleno que eleva a seis sus triunfos en las grandes pruebas del ciclismo (Tour, Giro y Vuelta), afianzándole entre los más grandes de la historia. Solo seis corredores han ganado más que él. Deportistas que tienen apellidos como Merckx, Hinault, Anquetil, Indurain, Coppi y Armstrong.
No han podido con él los puertos, los rivales ni el ruido despertado a su alrededor a cuenta del clembuterol. Ajeno a cualquier clase de cortapisas, tras rodar más de 84 horas en tres semanas, Contador ha puesto el colofón a un Giro insuperable en la contrarreloj de Milán. 26 kilómetros a lo largo de los cuales su única preocupación era no sufrir un percance que provocara lo impensable, que se le escapara la victoria. Ya había anunciado que no iba a arriesgar. Así que casi ni entraba en la nómina de favoritos para llevarse la etapa. Y, sin embargo, otra vez ha vuelto a ser más rápido que sus rivales. Ha acabado tercero en "un final de ensueño", como él mismo lo ha definido.
Sí estaba entre los favoritos hoy el escocés David Millar, especialista en esta suerte que ha marcado el tiempo a batir. El del Garmin ha llegado en 30m13s a la meta de la plaza del Duomo, adornada con los colores de la bandera de Italia por el 150 aniversario de la unificación del país. Nadie había superado ese tiempo cuando ha tomado la salida el líder, ni lo ha hecho después. La pelea estaba entre los perseguidores de Contador por repartirse los otros dos escalones del podio. Y tampoco ahí ha cambiado nada. Ha sido 10 segundos más rápido Nibali que Scarponi, insuficiente para arrebatarle el segundo puesto de la general. El del Liquigas ha sido undécimo. El del Lampre, decimosexto. Y, aunque no lo necesitaba, les ha vuelto a superar Contador, tercero. Otra vez más líder (ha acabado con una ventaja de 6m10s sobre Scarponi y de 6m56s sobre Nibali), pero en esta ocasión, para siempre. Con su victoria dice adiós el Giro más duro. El del miedo, el del Crostis, el de Weylandt y Tondo, el de las seis victorias españolas que igualan el récord de 1974. Adiós, indiscutiblemente, al Giro de Contador, dueño inapelable de la prueba.
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