El Presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, dio el banderazo a la discusión sobre la legalización de la droga, aunque advirtió sobre algunos de sus riesgos. Legalizar no significa liberar completamente la producción, comercialización y consumo de drogas sino permitir dentro de la ley un mercado restringido y reglamentado, como el de muchas medicinas.
En varias ocasiones el Presidente de la República ha señalado que de poco sirve regular de diferente forma las drogas en México si no se hace primero en los Estados Unidos, su principal mercado. Pero ya es tiempo de iniciar esa discusión, pues en varios estados de la Unión Americana ya hay propuestas de legalizar ciertos tipos de droga.
En noviembre se someterá a referéndum en el Estado de California una iniciativa para la legalización del uso de la marihuana para mayores de 21 años, gravar con impuestos sus ventas y permitir su cultivo en pequeña escala. Las encuestas muestran que el 56% de los californianos están de acuerdo con esos cambios.
Según Jeffrey Miron, director de estudios de Pregrado de la Universidad de Harvard, la nueva regulación de la droga en California disminuirá la delincuencia y corrupción. Rand Corporation, institución dedicada a la investigación, calcula que el precio de la mariguana de alta calidad podría desplomarse de 375 dólares a 38 dólares la onza.
En Portugal, donde se legalizó la mariguana, no aumentó su consumo. Se mantuvo igual que en los países donde se combate duramente su siembra, comercialización y consumo.
En Holanda, donde su venta es libre, los índices de consumo son iguales a los de Estados Unidos, donde está prohibida.
Es tiempo que nuestros legisladores empiecen a discutir una nueva regulación de la mariguana para ser congruentes con su muy probable legalización a finales de este año en California.
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