lunes, 23 de agosto de 2010

Primarias interpartidarias: Entre la participación y el abstencionismo

MANAGUA
Miles de ciudadanos se movilizaban por todo el país, las Juntas Receptoras de Votos, JRV, abrieron desde muy temprano y las boletas “tristes”, sin tanto colorido se presentaron a los ojos de los votantes. Tal vez no hubo las enormes filas de siempre y no fue como en noviembre. Hace 14 años, se realizaron las primeras elecciones primarias en Nicaragua a cargo del Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN. Hoy, la oposición se apresta a un reto similar o quizá mayor, de unir a partidos de todas las tendencias mediante un proceso electoral.

La primera experiencia, según cuenta Henry Petrie, secretario de Organización en el departamento de Managua por el FSLN, a mediados de la década de los 90, fue producto del entusiasmo y la presión de la base sandinista por elegir a sus candidatos a cargos de elección popular.

En ese entonces, el FSLN era oposición, se encontraba fragmentado y terminaba de digerir su salida del poder en 1990. El Congreso Sandinista lo aprobó en 1995, y a inicios de 1996 previo a la campaña presidencial de ese año, se realizó el proceso amplísimo a padrón abierto y con todo el poder de la estructura sandinista. Según Petrie, una experiencia única en América Latina.

“No había experiencia alguna como referencia, ningún partido amigo a nivel internacional había realizado semejante cosa, mucho menos en oposición; es decir, nosotros no acudimos ni a cubanos ni a nadie que se pudiera catalogar como amigos del antiguo bloque socialista, mucho menos de partidos en América Latina que tuvieran relación con el FSLN, de tal forma que era algo inédito también en América Latina”, expresa Petrie.
Los participantes y las encuestas
El proceso, según Petrie, fue producto de la imaginación de los sandinistas, y todos proponían elegir sobre todas las autoridades.

Así se sometió a primarias a los candidatos a concejales, alcaldes, y diputados departamentales. Los candidatos a diputados nacionales y el de Presidente serían sometidos a una consulta, una especie de encuesta que no necesariamente serían vinculantes pues estaba a disposición de la flexibilidad que mostrara el partido en su política de alianzas. Además, la figura del entonces líder opositor no sería sometida al escrutinio.

La encuesta en la que se enfrentaban Daniel Ortega y la doctora Vilma Núñez de Escorcia, la ganó el primero por amplio margen.
La estructura electoral
Las garantías para los contendientes era la misma presión que generó la consulta en una explosión de candidatos, según Petrie. La estructura orgánica del proceso fue con los Comité Electorales Departamentales y Municipales que jugarían el rol del Consejo Supremo Electoral, CSE.

Previo hubo un proceso de inscripción de la militancia para conformar el Padrón que les serviría para medir sus proyecciones de cara a las presidenciales. Según Petrie se requería de metas específicas para calcular los resultados de las elecciones generales.
Los votos de no militantes
Así, por ejemplo, en Managua se inscribieron 77 mil 624 militantes sandinistas, una cifra, según Petrie, inferior a la cantidad real de militantes, pues a pesar de los esfuerzos y por el poco tiempo, la estructura se vio desbordada y no dio abasto.

El costo de las primarias para el partido se vio reducido al pago de las estructuras electorales, las boletas y la promoción en los medios para llamar a votar a la militancia. El resto, y el entusiasmo para movilizar a los votantes estuvieron a cargo de los candidatos.

Según Petrie, las grandes cantidades de contendientes, si bien era un reto en cuanto a organización fue lo que sostuvo el proceso. Los candidatos se encargaban de las fiestas, camisetas y el resto de propaganda.

“Fue un proceso amplio, para mi gusto en aquel entonces, demasiado amplísimo, porque no teníamos la capacidad organizativa en aquel momento de semejante cosa, y con una chorrera de candidatos tanto de jóvenes como de mujeres. Una cuestión de que cada candidato tenía su propio Comité de Campaña, sus alianzas y se desarrolló toda una jornada”, recuerda Petrie.

Al final, solamente en Managua votaron 103 mil 895 ciudadanos, casi 33 mil más que el número de inscritos. Esto fue un 38% adicional. Pese a ello, explica Petrie, los votantes no sandinistas que pudieron haber participado del proceso electoral fue como del 10 ó 15%. El resto de votos adicionales era de militantes sandinistas que no estaban inscritos.

“Aquí hubo gente que no se inscribió. Siempre han existido sandinistas no orgánicos, que no quieren tener compromisos con la militancia, pero sí es un voto sandinista y responde a las convocatorias del FSLN. Estos eran quienes no querían estar en reuniones y prefieren quedarse tranquilos. Un marco de libertad que muchas personas quieren darse”, afirma Petrie.
Los resultados
Al final de la jornada, según Petrie, el respeto a las candidaturas fue de un 100%, excepto en el de la consulta nacional que si bien no fue modificada por las alianzas, sufrió transformación tras la exigencia de cuotas de las mujeres y de los jóvenes que, además de los porcentajes pedían ser ubicados en posiciones ganadoras.

Caso especial fue el de la contienda de Managua en la que se enfrentaban Emett Lang y Carlos Guadamuz, una justa que éste último ganó contundentemente en desafío a las estructuras orgánicas del FSLN. Ahí se abrieron heridas y según Petrie fue unos de los procesos menos constructivos.

Catorce años después, nueve fuerzas políticas, también en la oposición, se ponen de acuerdo para realizar otro proceso inédito e inusual. Además de primarias, son interpartidarias. Esta vez no es organizada por el órgano de un partido, sino por una Organización no Gubernamental, la Comisión Permanente de Derechos Humanos. CPDH.
Los participantes en la oposición
Los participantes a la fecha son el Partido Liberal Constitucionalista, PLC; Movimiento Vamos con Eduardo, VCE; Partido Conservador, PC; Grupo Multipartidario; Movimiento Resistencia Nicaragüense Auténtica Contra; un grupo reciente denominado la Gran Alianza Nacional Republicana, Ganar, y tres partidos satélites del PLC, el Partido Unionista Centroamericano, PUCA; el Partido Neoliberal, PALI, y el Partido Socialcristiano, PSC.

De acuerdo con el secretario de Organización de VCE, Boanerges “Pepe” Matus, su movimiento cuenta con 154 mil afiliados; el PLC dice contar con 350 mil; la Auténtica Contra dice contar con 30 mil; mientras que del resto no existe ningún registro.

El PC recientemente modificó sus estatutos para elegir a los candidatos a diputados departamentales mediante el Consejo Nacional, a diferencias de las Asambleas Departamentales en otros años. Del PUCA, del PALI y resto no existe experiencia electoral reciente.

Pese a ello, de acuerdo con el diputado Javier Vallejo, representante de VCE en la mesa por las primarias, existe entusiasmo por el proceso, y si bien ha sido un camino espinoso, la misma lentitud con que se han resuelto los problemas ha permitido despertar el suficiente interés en toda la población. Según Vallejo, la difusión en los medios ha permitido que en todos los rincones del país sepan sobre las primarias interpartidarias.

“Ahora todo el mundo sabe qué es una elección primaria interpartidaria y están deseosos de participar. El mismo independiente que al final se inclina por el candidato de un partido, es el que inclinan la balanza de un lado a otro porque es el que decide, porque es el porcentaje más alto”, considera Vallejo
Las proyecciones del legislador para el encuentro programado para el 6 de marzo de 2011 es que participen unas 200 mil personas.
Muy pocos realmente participan
“Los expertos dicen que por más motivación que haya, generalmente participan entre el 10 y el 15% de los votos válidos de una elección. Es decir, si en 2006 votaron unos dos millones y medio, se esperaría que alrededor de unos 300 mil nicaragüenses asistan a votar en términos generales, si nos referimos a los votos válidos incluyendo los del FSLN”, expresó Vallejo.

Por su parte, Reynaldo Espinales, representante de la Auténtica Contra, dice contar con 30 mil afiliados en todo el país, que la zona rural está deseosa de participar y que la asistencia a su favor será mayor.
Las cifras del PLC
Por su parte, el PLC hace cálculos muchos más osados. Pese a que asegura contar con 350 mil afiliados, espera movilizar en todo el país a medio millón de votantes y los más optimistas, según el vocero de ese partido, Leonel Teller Sánchez, 600 mil.

Ante este escenario, de acuerdo con Henry Petrie, la posibilidad de que los liberales u otros partidos movilicen el ciento por ciento de su militancia, es muy difícil porque requiere de un tendido organizativo enorme que no tiene la oposición. Además que pretenden resolver un problema de liderazgo cuya naturaleza es política, con un proceso electoral donde sólo se resuelven candidaturas.

“Una consulta popular no es la vía para resolver un conflicto de liderazgo, es una equivocación, porque el conflicto es eminentemente político y debe resolverse no por la vía de una incidencia masiva, donde muchos liberales y conservadores están desilusionados, y no va a ser la forma de reactivar a toda esa gente”, plantea Petrie.
“Ortega, adelante vayan a su consulta popular”
Petrie recuerda que cuando hay un proceso de división, las heridas hacen daño en el proceso electoral nacional y ello se vio reflejado en la votación de Managua, donde se enfrentó la disputa con Carlos Guadamuz y donde el Frente contempló la posibilidad de no apoyar a su mismo candidato.

“Como experto en Organización, comenzaría por reconstituir a mi partido, y eso no pasa por una dinámica electoral. A como están, --en la oposición-- van a profundizar grietas y si me pongo en los zapatos de Ortega digo: `Adelante, vayan a su consulta popular´, pero desde la oposición, `suave no es por ahí el camino´, cada quien se mide el zapato”, señaló Petrie.

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