ESTADOS UNIDOS
El presidente estadounidense Barack Obama instó este jueves a los presidentes de Bahréin y Yemen a trabajar con los partidos de oposición para poner fin a la ola de revueltas que sacuden desde hace meses a sus países.
"Debemos admitir que nuestros aliados en la región no han reaccionado a las demandas de cambio consistentes con los principios de" libertad y derechos humanos, señaló Obama en un discurso clave en el departamento de Estado.
El mandatario estadounidense afirmó que el presidente yemení Alí Abdalá Saleh debe "cumplir con su compromiso de transferir el poder".
Quince manifestantes resultaron heridos de bala, uno de ellos muy gravemente, el sábado en Taez, al sur de Saná, cuando civiles armados abrieron fuego contra una marcha de protesta contra el presidente Saleh, indicaron testigos y una fuente médica.
Las monarquías del CCG propusieron un plan de salida de crisis que prevé la formación por la oposición de un gobierno de reconciliación y la dimisión un mes después de Saleh a cambio de su inmunidad, y finalmente una elección presidencial en 60 días.
Pero Saleh, en el poder desde hace 33 años, no quiso firmar el plan. Al menos 179 personas murieron desde fin de enero, según un balance establecido por la AFP.
Y al dirigirse a Bahréin, Obama enfatizó: "Hemos insistido públicamente y de forma privada que los arrestos masivos y el uso brutal de la fuerza se oponen a los derechos universales" de los ciudadanos de Bahréin.
"La única salida para el gobierno y la oposición es el diálogo, y no puedes tener un diálogo real cuando muchos miembros de la oposición pacífica están en prisión", dijo Obama.
"El gobierno debe crear las condiciones para el diálogo, y la oposición debe participar para construir un futuro justo para todos los ciudadanos de Bahréin".
Las autoridades de Bahréin anunciaron recientemente que el 1 de junio suspenderán el estado de emergencia instaurado para controlar la protesta popular que exigía cambios políticos y han sentado en el banquillo a los dirigentes de la oposición que pueden ser condenados con la pena capital.
La enorme protesta popular y su represión causaron 24 muertos entre mediados de febrero y mediados de marzo, según las autoridades. Otros cuatro manifestantes han muerto durante su detención.
Según Amnistía Internacional, la instauración del estado de emergencia permitió efectuar detenciones sin orden del juez, mantener en secreto a los detenidos y a militantes políticos y que civiles fueran juzgados por tribunales militares.
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