domingo, 29 de agosto de 2010

El temor ronda tras la muerte de 9 periodistas


TOMADO DE LA PRENSA DE HONDURAS
San Pedro Sula._Honduras
Las amenazas de muerte formadas con letras recortadas de periódico que le llegaron a sus manos en un sobre de papel manila mantuvieron desvelado a un periodista sampedrano, cuyo nombre omitimos por su seguridad.
El comunicador accedió a relatar la pesadilla que vivió él y su familia desde que recibió aquellas amenazas provenientes supuestamente de la mara MS. “Dejá en paz a los que están en prisión, en boca cerrada no entran moscas, te estás echando enemigos por esos casos de corrupción, eso te va a costar la vida”. Estas eran algunas de las frases formadas con correcta ortografía que alguien dejó en la oficina del comunicador.
Antes, personas anónimas lo habían llamado a su celular y enviado mensajes de texto para hacerle similares advertencias.
Para demostrarle que no estaban bromeando, le ponían la dirección de su casa y el número de teléfono de su trabajo.
No cabía duda que querían acabar con su vida, pensó el periodista quien, desde entonces, comenzó a ver la muerte rondando como un fantasma.
“Estuve dos días que no dormía, me asomaba por las persianas y miraba a una persona con una pistola que me apuntaba. Entonces corría a abrazar a mi hija de cinco años que a esa hora estaba dormida”, dijo. Nadie más que él y su esposa sabían de las amenazas, pero era tanto su nerviosismo y el ambiente de pánico prevaleciente en la casa, que en su inocencia la pequeña logró intuir que algo peligroso estaba pasando. “Papi, verdad que no te vas a morir”, le decía la niña llorando. “Eso me partía más el alma y me ponía entre la espada y la pared”, comentó el entrevistado.
En su trabajo los colegas le hacían bromas como de costumbre, sin saber el infierno que ardía en su interior y que él no podía revelarles.
“Si miraba una moto cuando iba manejando, yo aceleraba y hasta evadía los semáforos en rojo. Sentía los fogonazos en mi espalda”, dijo.
Por fin decidió poner la denuncia en la Fiscalía y poco a poco fueron disipándose sus temores.
Sin embargo, cuando se dio cuenta que habían matado a su colega Israel Zelaya Díaz, corrió a encerrarse a su casa. “Prefiero perder la noticia”.
El cuerpo de Zelaya, conocido como Chacatay, fue encontrado con dos balazos en la cara y uno en un costado a orillas de una calle de tierra que atraviesa los cañales de Villanueva, sin que hasta el momento se conozcan las causas de su asesinato. Tras su muerte ha crecido el temor entre los periodistas de ser alcanzados por el brazo de la violencia que ya ha cobrado la vida de nueve comunicadores en el país en lo que va del presente año.
“Ya no nos arriesgamos a cubrir notas en lugares peligrosos, preferimos que se pierda la noticia. Tememos no tanto por el equipo que cargan los camarógrafos, como por nuestras vidas”, dijo Pedro Gonzales, reportero de Telenoticias, TNS.
En lo particular dice que tiene planes de vender su casa para irse a vivir a otro lugar más seguro, por miedo a lo que pueda pasarle a su familia como a él, aunque se considera un periodista prudente.
Considera que ante los hechos que han manchado de sangre al gremio es importante que los comunicadores cambien su actitud.
“Debemos ser más tolerantes, si nos gritan en la calle es mejor soportar que reaccionar en la misma forma, eso puede tener repercusiones”. Por su parte el relacionador público de la municipalidad sampedrana, Alfredo Alvarado, confió que él también fue amenazado luego de ganar en los tribunales el reintegro en su cargo.
Alvarado había sido despedido en la administración anterior supuestamente por recorte de personal, sin sus derechos laborales por lo que inició una batalla judicial que al fin ganó. Esto no habría sido del agrado de sectores poderosos que querían poner a una de sus piezas en el puesto, según expresó. “Me amenazaban vía celular y mensajitos de texto y esto provocó en mí una zozobra tan grande que cuando tomó posesión el actual alcalde Juan Carlos Zúniga, yo puse a su disposición mi cargo; sin embargo, más bien me ratificó”, dijo.
Alvarado se considera un funcionario muy bien remunerado, pero dice que aún así insiste en ser cesanteado, porque “la tranquilidad de una persona, no puede pagarse con ningún dinero del mundo”. En Honduras el único recurso que tiene una persona que se encuentra bajo el acoso de una intimidación criminal es recurrir a la Fiscalía o al Comité de los Derechos Humanos, para que al menos quede constancia de una denuncia si esa amenaza llegara a cumplirse, según expresó.
Dijo que no solamente él se encuentra en esa situación de zozobra por el giro que ha dado la criminalidad. “También he visto a compañeros muy preocupados por lo que estamos viendo aunque hay que tomar en cuenta que algunos no son muy éticos en el ejercicio de la profesión o en su conducta personal”. Es probable que algunos de los crímenes de periodistas que se han dado no tengan relación con el ejercicio de la profesión si no más bien con la conducta personal de la víctima.
“Sin embargo, es necesario alzar la voz de protesta para que los crímenes sean investigados y se creen estrategias a fin de que éstos no sigan sucediendo”, indicó el comunicador. Quienes decidieron ser periodistas deben estar conscientes que ésta es una profesión de riesgo, pero nunca antes esa situación de peligro había sido tan evidente como en estos tiempos, dijo por su parte el corresponsal de HRN en San Pedro Sula, Eduardo Coto.
“Hay cosas que publicamos que pueden comprometer a alguien, pero que estamos obligados a darlas a conocer. Sin embargo, debemos actuar con responsabilidad para que quede claro que nosotros solamente cumplimos con nuestro deber”, indicó. “La inseguridad nos envuelve a todos y todos podemos salir perjudicados por esta situación, pero la muerte de Israel, no debe alejarnos de los principios que rigen el periodismo”.
Coto es otro de los comunicadores que han sentido en carne propia el índice de fuego de una amenaza. “He recibido dos, pero una fue personal y en los propios tribunales de justicia. ‘A vos sí te voy a matar’, me dijo un reconocido delincuente, ya fallecido, que había resultado involucrado en un caso de corrupción”, relató.
Menos investigación
La llama del temor a raíz de la muerte de Zelaya Díaz es avivada a veces por la misma gente amiga de los comunicadores que les advierten: ¡Tengan mucho cuidado, no les vaya a pasar lo mismo! Éste es el criterio de Santos Gálvez, quien cubre la fuente judicial y policial para Radio América. “Nos encontramos con personas que nos dicen que seamos más comedidos, que tengamos cuidado y eso provoca psicológicamente algún temor”.
La periodista Gloria Cubas del noticiero de televisión Hoy Mismo cree que el riesgo de los comunicadores puede ser menor si citamos claramente la fuente que nos dio la información, especialmente en los casos de narcotráfico o de bandas. La gente debe entender que nosotros no nos inventamos las noticias, que las informaciones las da la policía, según dijo.
Indicó que como consecuencia de las situaciones de inseguridad que viven los periodistas, ya no es posible hacer periodismo de investigación en temas espinosos como los de corrupción o narcotráfico.

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