sábado, 31 de julio de 2010

OPINION.....Encarcelados y torturados por decir lo que piensan

En las más deplorables condiciones físicas llegaron a España y otros países los presos políticos liberados en Cuba, personas que no cometieron ningún crimen, fuera de manifestarse como opositores al oprobioso régimen castrista. Desnutrición, cáncer, problemas renales, dolencias respiratorias… la lista de padecimientos es estremecedora pero típica de los encarcelados del régimen; es a duras penas que comen, no reciben ninguna o muy rara atención médica y por lo general se mantienen vivos por pura voluntad y por los cuidados que unos a otros se dan dentro de las prisiones.

Ninguno es asesino, culpable de actos de terrorismo, secuestrador, asaltante, extorsionista. Su único delito es hablar siguiendo los dictados de su conciencia, ser opositor a la más larga dictadura, cincuenta años, que asoló el continente americano, la castrista.

Fueron perseguidos y condenados por lo que las personas y las asociaciones en las naciones democráticas hacen de manera natural y espontánea: expresar sus ideas, debatir, criticar, apoyar, informar.

Los liberados del horror castrista han llegado contando los sufrimientos sin tregua y la permanente tortura a la que les someten, por actuar como hombres y mujeres libres.

Entre los liberados hay quienes ejercieron de periodistas en un país sin periódicos, donde no se puede tener una computadora si no es con la autorización del régimen. Nadie tiene una pequeña imprenta o un mimeógrafo sin ser castigado de inmediato.

En la gigantesca prisión que es Cuba, las hojas informativas clandestinas se copian una a una, como en la Edad Media. Los cubanos han retrocedido a la época anterior a la invención de la imprenta por Gutenberg.

Que la libertad de uno sea la libertad de todos

Las dictaduras siempre inician censurando, persiguiendo el ejercicio independiente del periodismo, encarcelando periodistas y cerrando emisoras y diarios. A la caída de Batista, Castro fomentó la formación de grupos de periodistas hostiles dentro de los medios, que agregaban comentarios a los contenidos propios de las publicaciones, las llamadas coletillas. Pero al poco tiempo esas coletillas también desaparecieron; sobre el país cayó el silencio total.

Siempre hay primeros pasos, primeras represiones, primeras censuras. Por desgracia en El Salvador se han dado en los últimos quince meses más intentos de coaccionar, censurar, encubrir hechos y regañar a periodistas, medios y ciudadanos independientes, que en los últimos treinta años.

La prueba más contundente de que en este país se podía criticar, censurar y atacar sin riesgo de ser perseguido, es el mismo presidente Funes, que durante veinte años fue entrevistador y periodista. Sería una incongruencia que la libertad que él disfrutó ahora se limitara o se suprimiera a otros.

Los periodistas son siempre, además de ciudadanos que ejercen su libertad, los voceros y representantes de toda una nación. Lo son porque cuentan con la experiencia, los contactos y el respaldo de organización y medios físicos, para recoger el sentir de la gente y exponerlo a la opinión pública. Son los voceros naturales porque son confiables y cuidan las espaldas de quienes les pasan información. Lo son porque responden a prestigios y trayectorias ganadas durante decenios de ejercer con independencia y ética su derecho a la libertad.

En este Día del Periodista honramos los sacrificios, las persecuciones sufridas y la dura labor de los periodistas honestos de El Salvador y del resto del mundo. También instamos al presidente Funes a defender una libertad que él ejerció y que ahora está gravemente amenazada.

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