lunes, 29 de agosto de 2011

Reconstruyen crimen contra padre Pupiro


El extenso recorrido en tiempo y espacio que hizo Yazker Blandón, mesero del centro recreativo La Borgoña, ha dejado algunas interrogantes, ya que propietarios de algunos negocios aparentemente visitados por este, no pudieron precisar a EL NUEVO DIARIO reconocerlo. Ayer, la Policía Nacional y el Ministerio Público, MP, realizaron una reconstrucción del crimen desde horas de la madrugada hasta el medio día.

Las autoridades policiales, la fiscal departamental de Managua, Blanca Salgado, y el presunto asesino, iniciaron el recorrido desde La Borgoña, donde este último habría sedado con “dormicún” a su víctima, pero las preguntas que quedaron pendientes en este momento son: ¿Qué pasó con el teléfono? ¿Alguien lo habría llamado para estar presente en el centro recreativo a esa hora? ¿Qué fue lo que tomó el sacerdote en ese lugar? ¿Ningún trabajador del lugar logró reconocer que el cliente era el muy conocido padre Pupiro? ¿Alguien ayudó a Blandón a subir a la víctima al vehículo?

Hasta ahora, Aníbal Ballesteros, propietario de La Borgoña, se ha negado a atender a los periodistas de los medios de comunicación, y ordenó a sus empleados a no hablar, mientras la Policía no se pronunció sobre realizar una investigación relacionada con el posible uso de somníferos por parte de trabajadores de este lugar y que son dados a los clientes.

¿Fue el robo el móvil?

Pero fue en el sector de la laguna Venecia, donde Yazker supuestamente golpeó a su víctima con una llave “crescent” y lo asfixió. El informe del Instituto de Medicina Legal, IML, señaló que la víctima había sido herida con arma blanca, no obstante, la Policía no aclaró si pudo ocupar el instrumento utilizado. La gran pregunta que surge en este punto es: Si el sacerdote estaba sedado y golpeado, ¿para qué matarlo si el fin era robarle?

La comisionada mayor Glenda Zavala, jefa de Auxilio Judicial de la Policía, expresó que el recorrido se realizó para “fortalecer la investigación y tener mejor ilustrados todos los lugares donde hizo presencia; es lo que estamos haciendo con la Fiscalía, y esto viene a dar más elementos de pruebas”. La Policía ayer no permitió que los medios de comunicación pudieran hablar con Yazker, ya que lo mantuvo dentro de una patrulla.

Luego Blandón habría ingresado al auto-hotel “Kassandra”, ubicado entre San Marcos y Las Cuatro Esquinas, luego pasó al supermercado Palí, en Ciudad Sandino, posteriormente a un parqueo del barrio “Edgar Lang”, después a una farmacia del mismo lugar, siguió al motel “Los Encuentros”, en el sector de los semáforos del Hospital Militar, prosiguió hacia las gasolineras Esso de la Colonia El Periodista y Petronic, ubicada en el sector del edificio Invercasa, sin que ninguna persona pudiera haber detectado que dentro de la camioneta iba un cadáver.

Dan pistas, pero no lo reconocen

Fany Navarrete, propietaria de la Farmacia Karen, aseveró que tienen registrada la venta de algodón, mascarillas, guantes y cinta adhesiva el pasado 20 de agosto, pero que no puede asegurar que eso haya sido comprado por Blandón.

Euclides Estrada, administrador de la gasolinera Petronic, donde Blandón habría comprado combustible, aseguró que la Policía les ha solicitado el vídeo de seguridad del lugar, pero que ni él ni los bomberos pueden afirmar que el detenido haya llegado el pasado sábado.

El encargado del motel Los Encuentros, quien prefirió omitir su nombre, confirmó que el vehículo del cura ingresó a este lugar, ya que tienen registrado el número de placas, pero que él no podría asegurar quién era la persona que lo manejaba, ya que la supervisora del motel, Leda Jirón, es quien posiblemente pudo haber visto a los ocupantes de la camioneta. Llamamos a Jirón a su teléfono celular para consultarla, pero no respondió.

La fiscal departamental de Managua, Blanca Salgado, dijo: “Que yo sepa, nadie ha dicho que no lo reconoce (a Blandón), más bien he tenido conocimiento que sí lo reconocen”. Ayer, la Policía entregó el expediente del caso al MP, en donde se señala a Yasker de haber cometido robo agravado seguido de asesinato.

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