jueves, 9 de diciembre de 2010

“Ortega con una seudo democracia populista y payasa”


Nicaragua, y no de la mejor manera, apareció en Estocolmo, y nada menos que en la Academia sueca que otorgó el Premio Nobel a Mario Vargas Llosa, quien, en su emotivo y autobiográfico discurso de aceptación del máximo galardón de la literatura, halló tiempo para calificar al régimen del presidente Daniel Ortega como “seudo democracia populista y payasa”.
El prolífico autor peruano, que cuando citó su relación con Patricia, su esposa desde hace 45 años, lloró, se definió como un hombre que pasó de marxista a demócrata y liberal, incansable en la lucha contra los totalitarismos y de aquellos que someten a los pueblos, enarbolando “verdades absolutas”.
Expresó que en Francia, en los 60, “descubrió” América Latina, y leyó la literatura novedosa y pujante de Borges, de Onetti, de Paz, de Cortázar, de García Márquez, de Cabrera Infante y de Rulfo. Con esos escritos “estaban revolucionando la narrativa en lengua española, y gracias a los cuales Europa y buena parte del mundo descubrían que América Latina no era sólo el continente de los golpes de Estado, los caudillos de opereta, los guerrilleros barbudos y las maracas del mambo y el chachachá, sino también ideas, formas artísticas y fantasías literarias que trascendían lo pintoresco y hablaban un lenguaje universal”.
Consideró, que “desde entonces a esta época, no sin tropiezos y resbalones, América Latina ha ido progresando, aunque, como decía el verso de César Vallejo, todavía hay, hermanos, muchísimo que hacer”.
Mal que mal, democracia funciona
El novelista dijo que “padecemos menos dictaduras que antaño, sólo Cuba y su candidata a secundarla, Venezuela, y algunas seudo democracias populistas y payasas, como las de Bolivia y Nicaragua. Pero en el resto del continente, mal que mal, la democracia está funcionando, apoyada en amplios consensos populares, y, por primera vez en nuestra historia, tenemos una izquierda y una derecha que, como en Brasil, Chile, Uruguay, Perú, Colombia, República Dominicana, México y casi todo Centroamérica, respetan la legalidad, la libertad de crítica, las elecciones y la renovación en el poder”.

Destacó que “ése es el buen camino y, si persevera en él, combate la insidiosa corrupción y sigue integrándose al mundo, América Latina dejará por fin de ser el continente del futuro y pasará a serlo del presente”.

El autor de “El sueño del Celta” en otra pieza de su discurso, abordó el surgimiento de los fanáticos que causando crímenes, piensan que alcanzan el Paraíso, y subrayó que la democracia liberal, aún con sus imperfecciones, garantiza la libertad.

“No debemos dejarnos intimidar por quienes quisieran arrebatarnos la libertad que hemos ido conquistando en la larga hazaña de la civilización. Defendamos la democracia liberal, que, con todas sus limitaciones, sigue significando el pluralismo político, la convivencia, la tolerancia, los derechos humanos, el respeto a la crítica, la legalidad, las elecciones libres, la alternancia en el poder, todo aquello que nos ha ido sacando de la vida animal y acercándonos --aunque nunca llegaremos a alcanzarla-- a la hermosa y perfecta vida que finge la literatura, aquella que sólo inventándola, escribiéndola y leyéndola podemos merecer. Enfrentándonos a los fanáticos homicidas defendemos nuestro derecho a soñar y a hacer nuestros sueños realidad”.

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