lunes, 6 de diciembre de 2010

EE UU acusa a donantes saudíes de financiar el terrorismo islamista


"Los donantes en Arabia Saudí constituyen la fuente más significativa de financiación de los grupos terroristas suníes en todo el mundo", asegura un despacho diplomático enviado hace un año por la Secretaría de Estado a sus embajadas en Riad, Abu Dhabi, Kuwait, Islamabad y Doha (documento 242073). El texto, uno de los más claros exponentes de la preocupación de EE UU por el dinero del terrorismo, les pide que recaben la cooperación de esos Gobiernos para poner coto a la recaudación de fondos de Al Qaeda y los talibanes. Pero en los 1.110 cables que tocan el asunto se vislumbra que las prioridades de algunos de sus aliados van por otros derroteros. Las menciones al progreso llevado a cabo por éstos no logran eclipsar la frustración estadounidense por la lentitud de sus avances.
A Washington le preocupa que el continuo flujo de dinero al que tienen acceso los terroristas está minando su esfuerzo de estabilización en Afganistán, además de costando vidas a sus tropas, las de sus aliados y a numerosos civiles. Por ello, explica el documento, el representante especial para Afganistán y Pakistán, Richard Holbrooke, ha establecido en coordinación con el Departamento del Tesoro una Fuerza de Trabajo sobre Financiación Ilegal, con el objetivo de comunicar mejor las prioridades en ese campo y generar la voluntad política para ese combate entre los aliados.

"Aunque Arabia Saudí se toma muy en serio la amenaza del terrorismo interno, ha sido un continuo reto convencer a los funcionarios saudíes para que aborden la financiación terrorista que emana de Arabia Saudí como prioridad estratégica", constata el despacho, que lleva la firma de Hillary Clinton. Ese país, asegura, "continúa siendo una base de apoyo crítico para Al Qaeda, los talibanes, [el grupo extremista paquistaní] Lashkar-e-Tayba y otros grupos terroristas, incluido Hamás, que probablemente recaudan millones de dólares anualmente de fuentes saudíes, a menudo durante el hach y el Ramadán".

Los saudíes admiten "la dificultad de controlar la recaudación durante el hach", durante una visita a Riad del vicesecretario adjunto del Tesoro Daniel Glaser para impulsar la cooperación saudí contra la financiación terrorista en junio de 2009 (documento 213311). Pero también alertan contra los riesgos de imponer restricciones a las instituciones benéficas porque son organizaciones "profundamente arraigadas en la cultura saudí". Además, se quejan de que la prohibición de transferir fondos fuera del país que les impusieron en 2005 está beneficiando a Irán. "Los iraníes han dado un paso al frente y ocupado el hueco que ha dejado el cese de la asistencia caritativa saudí, lo que aumenta la influencia iraní en países como Líbano, Pakistán, Siria, Yemen y Nigeria", asegura un responsable del Ministerio del Interior.

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