lunes, 22 de noviembre de 2010

OPINION...Situación río San Juan y la política exterior de Nicaragua

Por Ricardo A. De León Borge*
La situación tensa que se ha generado alrededor del derecho nicaragüense a limpiar y dragar el río San Juan y la supuesta violación de la soberanía costarricense, ha llevado a negociaciones intensas, acusaciones fuertes y con poco lenguaje diplomático, que resultaron en la utilización del foro hemisférico OEA para dilucidar las posiciones y en la búsqueda de una solución negociada y pacífica entre ambos países.

El pasado viernes 12 de noviembre y después de una maratónica, cansada y desordenada sesión del Consejo Permanente de la OEA, los países miembros en una votación histórica que ha roto la norma no escrita de tomar las decisiones por consenso, ante la negativa de ambos países en conflicto a negociar y llegar a acuerdos bilaterales. Los países representados en el Consejo Permanente decidieron entonces aceptar la propuesta del Secretario General José Miguel Insulza, con 22 votos a favor, 2 en contra y tres abstenciones. Propuesta la cual no es de obligatorio cumplimiento, ni jurídicamente vinculante.

Esta votación ha dejado una OEA fracturada ante la falta de consenso, debilitada por la posición costarricense de acudir al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y con señales innegables de un deterioro ligado a su posición de foro político hemisférico.

¿Y EL APOYO ALBA? Lo que más llamó la atención de esta votación fue que sólo Nicaragua y Venezuela votaron en contra, los países miembros del ALBA brillaron por su poco apoyo decidido a su aliado nicaragüense, dando muestras de la poca efectividad del foro ALBA para los intereses nicaragüenses; demostrando que la diplomacia de Nicaragua fue débil, desarticulada y sin estrategias dirigidas a por lo menos confirmar el apoyo de los miembros de dicha Alianza.

Tomando en consideración que Nicaragua ha sido uno de los primeros en apoyar ciegamente a los otros países miembros y aliados en ese foro político. ¿Qué sucedió realmente?, no se sabrá por el momento, lo que si es cierto, es que se dio una imagen negativa de la política exterior nicaragüense.

LA PROPUESTA DE INSULZA. La propuesta de Insulza se basa en cuatro puntos: 1. Realización de la VIII Reunión de la Comisión Binacional en la fecha originalmente acordada, con el acompañamiento de la OEA. 2. Retomar de inmediato las conversaciones sobre la demarcación de la línea fronteriza realizados hasta la fecha, conforme a los tratados y laudos existentes. 3. Con el fin de generar un clima propicio para el diálogo entre ambas naciones, evitar la presencia de fuerzas armadas o de seguridad en el área donde su presencia podría generar tensión. 4. Instruir a las autoridades pertinentes para que revisen y refuercen los mecanismos de cooperación entre ambas naciones para prevenir, controlar y enfrentar el narcotráfico, el crimen organizado y el tráfico de armas en el cordón fronterizo.

Puntos los cuales fueron propuestos en el Primer informe presentado por Insulza y que fueron retomados ante la poca apertura hacia nuevas o renovadas propuestas. Éstos irían encaminados a buscar rutas de acercamiento entre Nicaragua y Costa Ricay poner en práctica medidas de confianza mutua para iniciar a negociar el fin de las diferencias existentes. Se debería tomar en cuenta que en el momento en que Nicaragua acceda a mover sus fuerzas armadas, Costa Rica al mismo tiempo debe hacerse presente para iniciar el diálogo de la densificación de los mojones, de lo contrario será casi imposible que se dé el primer paso.

Sin embargo, Nicaragua ha sido enfática en no reconocer tal votación que aceptó la propuesta de José Miguel Insulza, y estará llevando el caso a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) con el fin de que se compruebe la línea fronteriza y ahora como elemento nuevo y sorpresivo, ha decidido presentar una solicitud de navegación por el río Colorado de Costa Rica que se nutre de las aguas del río San Juan. Asimismo volvió el gobierno a aseverar que se retirará de la OEA, ante la falta de apoyo a sus propuestas.

Este nuevo escenario planteado por el Presidente Daniel Ortega, ha despertado suspicacias en ambos países, por el hecho de que Costa Rica esperaba una actitud conciliadora y Nicaragua una explicación a lo que ocurrió en la OEA. Además que abre una nueva cuestión y es la referida a la solicitud de navegación sobre un río interno de Costa Rica, que será algo posiblemente más polémico que la situación que atravesamos actualmente.

OPORTUNIDADES. Una ventana de oportunidades que da esta crisis, es el hecho de que Nicaragua debe recuperar y mantener una política exterior de Estado, donde se vean reflejados los intereses nacionales y no cuestiones partidarias o coyunturales. Hay que trabajar en la vía del diálogo abierto y no confrontativa entre el gobierno y los elementos capacitados que existen en el país en estos temas. Recordemos que hasta hace algunos años se tenía una instancia asesora de la Cancillería de la República, conformada por ex Cancilleres y ex Vicecancilleres, que con su experiencia aportan a una mayor reflexión y una mejor toma de decisiones.

Es claro que la vía del diálogo, la negociación y la buena fe de las partes debe imperar para lograr avanzar en la finalización de la demarcación fronteriza de acuerdo a lo que dictan los instrumentos jurídicos que han regulado dicha materia y que han sido aceptados por ambos países. Y sin dudas debe prevalecer al final de cuentas las oportunidades y prácticas para que la zona del río San Juan y las zonas fronterizas dejen de ser motivos de conflictos bilaterales y den paso a una agenda binacional propositiva de desarrollo humano sostenible, ante el abandono en que se mantiene esa zona por el Estado central.

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