martes, 8 de marzo de 2011
¿Hippies del siglo XXI o Rezadores II Parte?
Alrededor de 50 jóvenes están apostados día y noche frente al Consejo Supremo Electoral, reclamado un año electoral libre de violencia, donde la paz y la hermandad entre los jóvenes sea el principal baluarte de Nicaragua. Según ellos, no pertenecen a ningún partido político, no tienen filiación ideológica y no son un mecanismo para contrarrestar las constantes manifestaciones de repudio contra el presidente Daniel Ortega. ¿Por qué se encuentran aquí? “Estamos aquí para defender la paz. Esto es un campamento pacífico conformado para defender los derechos humanos y pronunciarnos a favor de una Nicaragua democrática”, señala la joven Griselda Rivas, supuesta estudiante de Antropología Social. Las declaraciones son contradictorias, porque el campamento está justo frente a una de las instituciones más corruptas de los cuatro poderes del Estado. Una institución con magistrados de facto, que recientemente ha sido acusada de extraer 407 millones de córdobas de las arcas estatales. Los jóvenes se declaran universitarios y amantes de las artes. Cantan, bailan y juegan rayuela, mientras los magistrados desfilan frente a sus narices. Según ellos, viven de las donaciones de los transeúntes, de lo que ellos logran recaudar y del sacrificio de sus padres, quienes “desinteresadamente” los apoyan con esta iniciativa. ¿Qué opinan sus padres de que estén aquí? “Nuestros padres nos apoyan, nos vienen a dejar y a traer. También nos traen alimentos, aunque a veces recibimos ayuda de comerciantes ambulantes y vecinos, como café, pan y jugo”, asegura la joven Jimena Barrera, supuesta estudiante de la Universidad Agraria. Nadie en la zona reconoce que les dé ningún tipo de alimento a estos muchachos, y ninguno de ellos accede a brindar el número telefónico de sus padres, ya que alegan que son “personas muy ocupadas”. La jornada comienza a las 6 de la mañana, cuando llega el primer grupo, y se prolonga hasta las 7 de la noche, cuando reciben un relevo que duerme en una de las champas que ellos compraron al “módico” precio de 20 dólares cada una. “Nosotros invertimos unos 4,000 córdobas para comprar estas champas y no pasar la noche a la intemperie”, asegura el joven William Orozco, supuesto estudiante de la Universidad de Occidente. Pero ustedes no trabajan, ¿de dónde sacaron el dinero para comprar estas champas? “Bueno, hicimos una colecta, y entre todos recogimos dinero”, señala la joven Griselda Rivas. Ninguno de ellos tiene trabajo. Varios andan con chinelas de gancho y visten de forma muy sencilla. No obstante, lograron hacerse de un fondo bastante alto para armar su campamento de “Jóvenes por la Paz”. Dicen que apoyan la democracia, pero no se oponen a la reelección de Ortega. Nosotros no tenemos ninguna posición política. No estamos a favor ni en contra de que Ortega se reelija. Nuestra idea es defender que en este período de elecciones no haya enfrentamientos sangrientos, ya que todos somos hijos de Dios, cristianos, socialistas y solidarios, asegura Natalia Jiménez. Y es que, en esta historia, las casualidades tienen una rendija más allá de la duda razonable, ya que precisamente ese es el lema tantas veces repetido por el actual gobierno. ¿Qué pasaría si vienen los lanza huevos? Pues si nos tiran un huevo nosotros les lanzamos un beso, y si nos dan un golpe les ponemos la otra mejilla, asegura Gener Enrique Mercado Ortega, estudiante de quinto año. En este período electoral, muchos jóvenes descontentos por la inconstitucional reelección de Ortega, han lanzado huevos a las instalaciones del Consejo Supremo Electoral, al PLC y la Corte Suprema de Justicia, pidiendo la cedulación equitativa y la no reelección. “Nosotros hacemos un llamado a los jóvenes a que no se dejen manipular, por eso estamos aquí, no para custodiar nada, sino para velar para que se mantenga la paz en Nicaragua”, indica Griselda Rivas. Consentidos de la Policía Durante muchas manifestaciones pacíficas contra la reelección de Ortega, ha existido la intervención de la Policía Nacional. Paradójicamente, estos jóvenes hasta son custodiados por los garantes del orden público. “Estos muchachos son artistas. Riegan las plantas y mantienen limpio el lugar, y nosotros los cuidamos para que nadie les haga daño. Les aconsejamos que se cuiden de las radiaciones del sol, de que se alimentan bien y beban agua”, declara la oficial custodia María José Mejía. “Paz, amor y reconciliación” es el lema de estos jóvenes que no permiten que nadie los desplace de su plantón, y que hasta han hecho un perímetro a su alrededor para no ser “molestados”.
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