MATAGALPA
En comunidades rurales del municipio El Cuá, departamento de Jinotega, varias personas coinciden en que los programas gubernamentales como el Bono Productivo Alimentario (BPA) y el plan techo (entrega de láminas de zinc) son tan excluyentes que dirigentes sandinistas los ofrecen a cambio de votos para el partido gobernante, el Frente Sandinista (FSLN).
“Hay gente a la que han comprado, pero yo no me voy a vender por diez pliegos de zinc”, enfatiza Róger Salgado Salgado, un pequeño productor del Valle Los Condega, a 35 kilómetros del poblado El Cuá, en los límites con los municipios de Wiwilí y San José de Bocay, donde el camino es tan maltrecho que los camiones grandes son los únicos vehículos que ingresan.
Salgado relata: “Andaban unos líderes del Frente (Sandinista) diciendo que ‘si votás por nosotros, te damos zinc’, pero yo pienso que todos somos nicaragüenses y así como reparten a los sandinistas deberían entregarle a la gente contraria a ellos”.
“Si es un Gobierno para todos, deberían beneficiar parejo a todos”, considera Salgado, para quien “la pobreza se está multiplicando”.
De acuerdo con la última caracterización municipal, de los 52 mil habitantes de El Cuá, dos tercios viven en pobreza extrema con menos de un dólar por día y otro 23 por ciento vive en pobreza. Sólo el 11 por ciento de la gente es “no pobre” en ese municipio.
Hasta enero de este año, el gobierno de Daniel Ortega, supuestamente, había entregado bonos productivos a 1,400 mujeres pobres en El Cuá.
VACAS PARA QUIEN NO TIENE POTRERO
Sin embargo, el alcalde Raúl Acevedo Lara, electo bajo la bandera del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) y ahora aliado del partido de Ortega, estima que ese bono “en algunos lugares no ha sido tan efectivo porque han entregado vacas a gente que no tiene potreros y entonces tienen que venderla. Hay otros que sí han sido beneficiados porque tienen la tierrita, e incluso ya la vaca ha parido”.
María Agustina Montenegro Herrera, quien vive con su marido, Ramón Montenegro Calderón, en el Valle Los Blandón, a siete kilómetros de El Cuá sobre la ruta a San José de Bocay, tuvo que vender la vaca que “por casualidad” recibió hace un año, cuando “una vecina sandinista” que sería beneficiada desistió y se la entregaron a ella.
“Pero, no tengo lugar para tenerla, tenía que estar alquilando el potrero y hubo un tiempo que la vaca casi se murió de flaca y tuve que venderla para pagar los seis mil pesos (córdobas) que, supuestamente, servirían para formar una cooperativa”, justifica la mujer de la tercera edad.
Gabino Pérez, de San Miguel de Bocaycito, comenta: “El Gobierno dice que le ayuda al campesinado, pero eso no ha sido parejo, todo es politizado y si dan gallinas (otro de los componentes del BPA) es sólo a los sandinistas”.
Por su parte, Salgado expresa que “nos tienen ‘corcholeados’ (excluidos), estamos fregados y volvemos a la oscuridad de los (años) 80, hay montones de familias que no hacen la comidita, porque está todo caro y muchos sólo comen guineítos con sal”.
En la comunidad Las Brisas de Kilambé, a 40 kilómetros de El Cuá, hay aproximadamente 90 casas, estima el líder comunitario, Arnulfo de Jesús Castellón Olivas, quien lamenta que el BPA “sólo lo reciben los que opinan por la ideología sandinista”.
“Aquí en la comunidad son como 15 sandinistas, pero sólo les han dado a dos personas y fueron unos pliegos de zinc que les dieron hace un mes, y al resto no se dice nada”, asegura Castellón, quien lamenta que el camión de transporte colectivo sólo entra a la comunidad “cuando no llueve”, por el avanzado deterioro de la vía.
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