Invariablemente, LA PRENSA ha informado sobre todos esos acontecimientos, y ha expresado su opinión, apegada a los principios esenciales de la verdad y la justicia, fiel a los valores de la libertad, la dignidad humana y la democracia que fueron proclamados por sus fundadores y cultivados con esmero por sus grandes directores históricos: el doctor Pedro Joaquín Chamorro Zelaya, el doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal y el poeta Pablo Antonio Cuadra Cardenal (PAC).
Pero LA PRENSA no ha sido un observador o cronista pasivo de los hechos consumados, sino un dinámico informador y un activo protagonista de los acontecimientos históricos, cuando las circunstancias así lo han exigido, y ante todo ha sido un faro de los principios humanistas, libertarios y democráticos. De manera que si LA PRENSA ha podido sobrevivir a todas las agresiones de las cuales ha sido víctima, es porque se ha afincado hondamente en el alma, en el corazón y en la sangre del pueblo nicaragüense.
LA PRENSA, prácticamente desde su fundación, el 2 de marzo de 1926, se comprometió a ser tribuna del progreso de Nicaragua y baluarte de la lucha por la libertad, la justicia, la democracia y el desarrollo económico y social. Pero fue a partir del año de 1932, cuando el doctor Pedro Joaquín Chamorro Zelaya pasó a ser su único propietario y director, que LA PRENSA se consolidó definitivamente como un diario fiel a la verdad, como un infatigable defensor de la justicia y como un intrépido luchador por la libertad, la democracia, la convivencia pacífica y la vigencia plena de los derechos humanos para todos los nicaragüenses.
Por eso fue que en 1976, en ocasión de conmemorarse el cincuentenario de LA PRENSA, el doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal escribió en la presentación del libro conmemorativo que se editó en esa fecha y con ese motivo, que a su padre, el doctor Pedro Joaquín Chamorro Zelaya, lo “consideramos como nuestro genuino fundador, por el sentido que supo imprimir a su gestión de Director y por las normas que impuso con su espíritu, legándonos su tradición de entereza y honestidad”. Y agregó el doctor Chamorro Cardenal en aquel escrito unos conceptos que, a pesar de los 35 años transcurridos, tienen plena vigencia y valor moral en las circunstancias actuales, cuando conmemoramos el 85 aniversario de LA PRENSA: “Censuras, suspensiones, cierres, prisiones y destierros -escribió el doctor Chamorro Cardenal- han servido sólo para superar las etapas críticas, reanudando con ánimo inquebrantable el trabajo diario y la labor perentoria de crear día a día durante todas las semanas de los meses del calendario, un órgano que represente exactamente y en vivo el carácter de nuestro pueblo, de acuerdo con el pensamiento, la realidad y la esperanza del nicaragüense”.
Ciertamente, todas las agresiones que han sufrido LA PRENSA y sus periodistas, inclusive el cobarde asesinato del doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal que fue perpetrado por las fuerzas tenebrosas que siguen acechando a la nación, no han hecho sino acrecentar su prestigio profesional e incrementar el cariño y la lealtad de sus lectores y de todo el pueblo democrático de Nicaragua.
Somos conscientes de que por ser LA PRENSA un periódico libre, independiente, veraz e incansable denunciante de las injusticias, los latrocinios y todos los abusos de poder, siempre ha molestado y sigue molestando a los gobernantes caudillistas, corruptos y autoritarios. Se molestan porque LA PRENSA cumple su deber de informar con responsabilidad, es decir, con apego a los principios de la verdad y la justicia, porque es un estandarte de lucha por la defensa de los intereses más sentidos y apremiantes del pueblo nicaragüense. LA PRENSA se sigue ganando el odio y los ataques de los enemigos de la libertad de expresión y de información, y de todos los derechos y libertades de los nicaragüenses, porque rechaza la reelección inconstitucional, porque condena las perversas intenciones de restaurar la dictadura en Nicaragua y porque denuncia implacablemente la corrupción.
Sin embargo, nos satisface saber que mientras los viejos enemigos de la libertad de prensa han desaparecido y los de ahora también van a desaparecer, en cambio LA PRENSA sigue y seguirá presente en la vida nacional y en el corazón del pueblo, porque sus 85 años de vida y lucha la han constituido en una institución fundamental e indispensable de Nicaragua. Y damos gracias por eso a todos nuestros lectores, anunciantes y amigos.
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